Al menos 7.000 venezolanos cruzaron la peligrosa selva del Darién entre enero y abril de este año, informó Juan Pappier, investigador sénior de la División de las Américas de Human Rights Watch. La cifra supone un aumento de 6.985 personas si se compara con los datos obtenidos el año pasado para el mismo periodo, cuando solo se documentaron 15.
Pappier viajó a la selva con un equipo de investigadores de Human Rights Watch. Visitaron las localidades de NecoclÃ, en Colombia, y MetetÃ, Canaán Membrillo y San José de David, en Panamá, donde entrevistaron a decenas de migrantes y autoridades, lo que le permitió documentar graves abusos y constataron que la protección y el acceso a la justicia son muy escasos.
Pappier amplió la información en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
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“El Darién es una zona selvática en la frontera Panamá y Colombia y tristemente es el lugar que tienen que conocer muchÃsimos migrantes para llegar a los Estados Unidos. Estamos hablando de miles de venezolanos, haitianos, cubanos y de personas de distintas nacionalidades que cruzan esta selva que tiene enormes desafÃos de la naturaleza y grupos armados criminales que cometen todo tipo de atrocidades en contra de estos migrantes indefensosâ€, dijo el investigador.
El experto señaló que el mecanismo para que los migrantes se dispongan a atravesar la selva, es el contacto con coyotes y grupos armados, que están involucrados en el trayecto.
“Los migrantes normalmente llegan a una zona en Colombia que se conoce como Capurgana, y de allà tienen dos dÃas, los que cuentan con 300 dólares toman un barco hasta una zona que se llama Carreto, y de allà caminar hasta una comunidad indÃgena panameña. Ahora, los que no tienen 300 dólares a la mano, caminan entre 5 y 10 dÃas y son los sufren las atrocidades por parte de grupos criminales que los asaltan de forma sistemática, violan a las mujeres y cometen todo tipo de atropellos. Hay personas que se presentan como guÃas, a cambio de una cantidad de dinero se ofrecen para llevar a los migrantes por medio de la selvaâ€, describió.
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Pappier resaltó que la selva tiene lomas fuertes, una es llamada “loma de la muerteâ€, y hay animales selváticos.
“La gente sale completamente aterrada. Algunos de estos guÃas hacen un buen trabajo, pero otros afirman que son entrenados por los grupos criminales. Las personas que transitan por el Darién no tienen bienes de fortuna y tienen la poca plata que consiguieron vendiendo lo poco que tenÃan en su paÃs de origen, y estos criminales se aprovechan de eso. Les dicen que si no pagan los van a matar. Incluso inspeccionan los genitales a las mujeres para verificar que no tengan la plata escondida. Estas personas llegan sin nada a Panamáâ€, agregó.
El investigador señaló que estos hechos ocurren de ambos lados de la frontera, en dos sitios puntuales, en la zona de la “Loma de la Muerte†y en la zona costera llamada Armila.
“Las autoridades colombianas y panameñas hacen muy poco. La presencia de la fuerza de seguridad en esa selva es muy escasa, la asistencia a las personas que consiguen llegar a Panamá es muy limitada. Hasta hace pocos dÃas no habÃa ni siquiera médicos. La enorme mayorÃa de los migrantes no denuncian los delitos. Todos los esfuerzos para desmantelar a estos grupos criminales han sido muy débiles.
Finalmente, Pappier destacó que todos los migrantes indican que sabÃan que era difÃcil, pero ahora lo califican como el “infiernoâ€.
“La mayorÃa decÃa que no tenÃan otra opción. Muchos decÃan que preferÃan jugar a la ruleta para ver si podÃan llegar a los Estados Unidos con la intención de pedir asilo, que seguir sufriendo en Venezuela. Hay muchas mujeres y muchos niños. El año pasado fueron 29.000 niños e incluso no acompañados o que perdieron a sus padres en el caminoâ€, puntualizó.