El artículo «La desigualdad en América Latina amenaza la gobernabilidad» de Adriana Arreaza Coll, Directora de Estudios Macroeconómicos del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), destaca el impacto negativo de la distribución desigual de la riqueza y las oportunidades en la región sobre la estabilidad y la buena gobernabilidad. En términos de métricas de desigualdad, como el coeficiente de Gini, América Latina está constantemente rezagada con respecto al resto del mundo, con el 50% más pobre de la población ganando solo el 10% del ingreso total, mientras que el 10% más rico gana el 55%, según el Informe sobre la Desigualdad en el Mundo.
Adriana Arreaza Coll, directora de estudios macroeconómicos y gerente encargada de conocimiento de CAF, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Desde el punto de vista de las políticas públicas, esto es un gran reto. Pocos países han logrado superar la desigualdad. Lo que hay que entender, es que esta desigualdad en América Latina que se refleja en los indicadores, nos damos cuenta que la desigualdad tiene raíces bastante profundas, y que tiene que ver con la baja movilidad social de América Latina. Tiene que ver con la persistencia que hay entre generaciones entre el bienestar de los padres y los hijos, reflejados en oportunidad de educación, acceso a oportunidades laborales, ingresos y acumulación de riqueza”, dijo Arreaza Coll.
La analista afirmó que en América Latina hay mucho de lo que se llama “La Lotería de la Cuna”.
“A medida que si los padres están educados y tienen trabajos bien remunerados, la posibilidad de que el hijo tenga altos niveles de educación y trabajos bien remunerados es muy alta. Por el contrario, si vienen de padres de poca educación, es muy probable que el hijo termine con poca educación y eso limite las oportunidades en el mercado laboral y de ascender en la escala social”, añadió.
La experta señaló que en América Latina se ha hecho un esfuerzo importante en elevar las oportunidades de escolaridad.
“A lo largo del siglo pasado la escolaridad aumentó significativamente. En términos absolutos, la escolaridad promedio en América Latina, ciertamente ha mejorado. Pero lo que ocurre es que sigue habiendo persistencia entre el nivel de educación de los padres y los hijos”, explicó.
Para la investigadora esa situación termina erosionando las sociedades.
“En los momentos de bajo crecimiento, todos terminamos perdiendo, todos terminan haciéndose más pobres. Eso no es solo en América Latina sino también en Estados Unidos”, expuso.
Finalmente, Arreaza Coll destacó que en las primeras décadas del siglo XXI hubo un boom económico en América Latina y la desigualdad se redujo.
“El crecimiento permitió que los salarios de estratos más bajos aumentara en mayor proporción que en los estratos más altos. Pero ahora nos hemos estancado”, puntualizó.
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