Según el diccionario de la Real Academia Española, la guerra representa una desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias; lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación.
Esta definición da cuenta de la indiscutible presencia de las armas, el enfrentamiento entre actores que serán caracterizados según las contiendas, la presencia de la nación, una consideración obvia a la paz y un olvido u omisión sobre la soberanía
Desde los filósofos griegos como Heráclito, para quien la guerra era el instrumento del orden cósmico, en tanto representaba la medida de las cosas y podía hacer fácilmente a los hombres dioses o esclavos, pasando por Platón y Aristóteles, hasta llegar a los pensadores más contemporáneos como Bobbio e incluso el mismo Walzer, la guerra no ha dejado de generar interrogantes ni para la filosofía ni para cualquier otra ciencia humana y social.
Juan Manuel Aragüés, profesor de filosofía de la Universidad de Zaragoza, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Si entendemos lo que la historia nos indica, deberíamos decir que la guerra es consustancial para el ser humano. Tenemos una historia atravesada por las guerras y por los conflictos. Sin embargo, a mi me cuesta afirmar que algo de ese tenor esté instalado en naturaleza humana y más sintiendo que son los resultados de unas relaciones internacionales que no alcanzan para tener unas relaciones humanas para conseguir la paz”, dijo Aragüés.
Para el profesor, el denominador común que tienen las guerras en la historia de la humanidad, son relaciones de poder entre los estados y las clases sociales.
“Son las relaciones de poder las que están detrás de los procesos bélicos. Por lo tanto, hay que buscar en el interior de la sociedad algún modo de apaciguamiento social. Recordemos lo que decía Carl von Clausewitz, que la guerra no es más que la política desarrollada por otros medios. En el ámbito internacional, lo que se trata es de encontrar mecanismos jurídicos y políticos que dejan las relaciones internacionales”, agregó.
Actualmente, el conflicto de Ucrania tiene dos definiciones. Para Occidente y Ucrania es una guerra en toda su definición, ya que se trata de una invasión militar rusa al territorio ucraniano. No obstante, desde el punto de vista ruso, Vladimir Putin la llama como una “operación militar especial”.
“La palabra guerra es impopular en nuestra cotidianidad. En pleno siglo XXI nadie se regocija hablando de guerra ni de violencia. Esas palabras está tremendamente condenado por la conciencia social, a pesar de que la violencia se ha vuelto algo cotidiano. Putin aplica esa lógica y no quiere llamar las cosas por su nombre verdadero”, agregó.
Otro término que llama la atención y que ha sido usado ampliamente por varios políticos es el de “guerra justa”.
“El concepto de guerra es demasiado abstracto. Deberíamos hablar de guerras. Por ejemplo hay que hablar de la guerra de Putin. Desde la perspectiva de la agresión rusa es una guerra injusta, no cabe ninguna duda. No obstante, desde el punto de vista ruso, estamos hablando de una guerra justa. Creo que en una sola guerra tenemos muchas guerras, hay diferentes enfoques. Hay que acudir al momento histórico concreto y al bando concreto”, expuso.
El catedrático también señaló que la situación actual de Finlandia y su vecindad con un vecino como Rusia, hace entender que trate de buscar cierto cobijo.
Finalmente, Aragüés destacó que volver alentar un escenario de Guerra Fría y bloques no es aconsejable.
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