EN BRASIL LA FE MUEVE VOTANTES

FA/CMR

Cuando Dios y su enemigo, entran en campaña presidencial, no se trata de política, se trata de creyentes.La promesa se convierte en milagro y toda manipulación es justificada por un bien más alto.

Apenas acaba de darse inicio a la campaña política en Brasil para las elecciones presidenciales que se realizarán el 2 de octubre  y ya cada uno ha escogido cómo atacar a través de la religión a su contrincante. Lo hacen porque el voto evangélico es clave para ganarse al electorado.

Para Brenda Carranza, profesora e investigadora del departamento de Antropología Social de la Universidad Estadual de Campinas en Brasil “el voto religioso puede ser decisivo y estar relacionado con una idea de moralidad, pero creo que será mucho más importante ver cómo se trabajan el odio, el miedo y las amenazas”

Como señala Magali Cunha, investigadora del Instituto de Estudios de la Religión (ISER) de Sao Paulo,  a France 24, «Jair Bolsonaro ha llevado un discurso religioso muy fuerte, construido en torno a un imaginario evangélico. Se creó una imagen: fue bautizado por un pastor evangélico en Israel y su esposa es evangélica. También forjó vínculos con los líderes de las principales iglesias del país”. Y agrega que «cuando Lula y Bolsonaro hablan con los evangélicos, saben que están hablando con todo Brasil».

Luiz Inácio Lula da Silva busca recuperar a este electorado por todos los medios. Ha organizado varias reuniones con pastores influyentes, como Paulo Marcelo Schallenberger, de la Asamblea de Dios. Además al elegir a Geraldo Alckmin como su candidato a la Vicepresidencia, un católico de la derecha moderada que tiene buenas relaciones con los conservadores y evangélicos, Lula se acerca a esta comunidad.

Ayer se dió inicio a la campaña electoral y los discursos de cada candidato desnudan sus intenciones. El presidente brasileño Jair Bolsonaro habló en un acto en Juiz de Fora (estado de Minas Gerais, sureste), la ciudad donde fue apuñalado en la campaña de 2018, en la que recordó ese momento y cedió buena parte del protagonismo a su esposa, Michelle Bolsonaro, un imán para atraer la mayoría que representan las mujeres en el padrón electoral de Brasil, el  (53%), una diferencia de casi 9 millones más que los hombres y ella, una ferviente evangélica.

«Esta campaña es otro milagro de dios, comenzó en 2019 (se refería a 2018), cuando Dios hizo el milagro en la vida de mi marido porque el que predica amor y pacificación atentaron contra su vida», y pidió  la «ayuda del buen Dios» y la «protección del cielo, del amor y la paz» frente a «un enemigo que sólo quiere robar, matar y destruir».

En un momento emotivo, Michelle, vestida con una camisa amarilla, invitó al público a rezar la oración del Padre Nuestro. Michelle sentenció que durante la campaña, el pueblo brasileño será «liberado de la mentira y del engaño en nombre de Jesús» y pidió a los asistentes rezar con ella.

Jair Bolsonaro no se quedó atrás, y dijo que estas elecciones serán una batalla “del bien y el mal” 

Por su parte, el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, habló desde una fábrica en el cinturón industrial de Sao Paulo, donde en la década de 1970 entró en el sindicalismo,  defendió su mandato y criticó al actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro, a quien considera «poseído por el diablo». Lula Da Silva fue enfático frente a sus seguidores.“Él (Bolsonaro) está intentando manipular la buena fe de hombres y mujeres evangélicos que van a la iglesia a hablar de fe y de espiritualidad y él lo que hace es contarles mentiras sobre Lula, sobre la mujer de Lula, sobre los trabajadores, sobre los indígenas y los afrodescendientes”

En ese contexto Lula afirmó que “si hay alguien poseído por el demonio, ese es Bolsonaro” y le tildó de “creador de mentiras y un negacionista” que “no derramó una lágrima por los huérfanos que ha dejado la pandemia”, con más de 670.000 decesos y un promedio actual, desde julio, de 200 fallecidos diarios por Covid-19.

Como ven, en Brasil, la fe mueve votantes.