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Las palabras tienen consecuencias, no es una frase lanzada al vacÃo. Cientos de páginas de la historia están llenas de referencias dónde las palabras de un lÃder han desatado guerras, muertes y tragedia. Pero también lo tiene el silencio, las palabras no dichas a tiempo.
El domingo pasado, CNN transmitió un especial titulado «Covid war: The Pandemic Doctors Speak Out», donde la Doctora Deborah Birx, el doctor Anthony Fauci y otros colegas, describieron lo que fue trabajar en el equipo del Expresidente Donald Trump durante la pandemia.
Deborah Birx, coronela retirada del ejército y una médico respetada que marcó una diferencia tangible en la lucha mundial contra el sida, luego convertida en coordinadora de Trump en la Casa Blanca para la respuesta a la pandemia, dijo allà palabras que perdieron su momento oportuno, calladas dentro de sÃ, con la urgencia de ser dichas y mantenidas pero en el año 2020.
Birx dijo “La primera vez, tenemos una excusa†“Hubo alrededor de 100,000 muertes que vinieron del aumento original. Todos los demás, en mi opinión, podrÃan haberse mitigado o disminuido sustancialmente «.
Todo lo demás son más de 450 mil muertes. Ese “todo lo demásâ€, no es un paquete de cosas, se trata de vidas, de fallecidos cuyas familias quedaron emocional y económicamente afectadas, de oportunidades perdidas.
¿Puede sostener Birx la mirada de una esposa que debe explicarle a sus hijos que ya papi no vendrá más? ¿qué le responderÃa a una madre desesperada que busca respuestas ante la muerte de su hija? ¿que esa muerte se produjo entre las primeras 100 mil excusables?
No podemos negar que la doctora Birx trabajó incansablemente para atender la emergencia como cientÃfica pero se prestó a sepultar sus verdades para que Trump pudiera mantener sus mentiras. Incluso contribuyó a crear una falsa imagen del expresidente como respetuoso de la ciencia.
Durante una entrevista hace un año con Christian Broadcasting Network, por ejemplo, Birx elogió a Trump: «Ha estado muy atento a la literatura cientÃfica y los detalles y los datos, y creo que su capacidad para analizar e integrar, que surge de su larga trayectoria en los negocios, realmente ha sido un beneficio real durante estas discusiones sobre temas médicos»
Mientras el Dr Anthony Fauci, el principal médico del gobierno en enfermedades infecciosas, se mantenÃa apegado a sus aseveraciones y temores sobre el Covid 19 y la necesidad de cerrar la economÃa, a pesar de que eso lo aislara cada vez más del entorno de Trump y lo convirtiera en su blanco, la doctora Birx, le seguÃa el juego.
A diferencia de Fauci, que asistÃa por solicitudes, a reuniones en la Casa Blanca, la doctora Birx, era miembro del equipo de Trump, tenÃa su propia oficina cerca de la Sala Situacional y se le veÃa caminar libremente por el Ala Oeste.
El dilema de Birx o la encrucijada le ofrecÃa dos caminos: trabajar dentro del sistema y tal vez mitigar la tragedia, o decir lo que sabÃa y resignarse a la impotencia de no poder hacer nada pues serÃa retirada de la acción polÃtica.
Como sostiene en su ensayo de opinión, Matt Bai en The Washington Post: “ Al moderar sus comentarios, Birx habilitó y amplificó las mentiras de Trump: que el virus fue una creación de los medios, que la reapertura de la economÃa no era peligrosa, que el gobierno tenÃa las cosas bajo control.
Continúa Bai: “Lo que también sabemos es que el intento de Birx de equilibrar la propaganda pública con la intervención privada no impidió que cientos de miles de estadounidenses murieran por falta de una polÃtica coherente…Nadie puede servir de manera efectiva o moral a un presidente que no es ninguna de las dos, (efectivo ni moral). Nunca crearás una realidad mejor si acatas una serie de mentirasâ€.
Hoy sólo podemos decir que el silencio de la doctora Birx, convertido ahora en palabras a destiempo, también tiene cifras, pero ya no hay marcha atrás en las vidas que cobró.