El pueblo peruano pierde la fe en sus gobernantes

FA/CMR

¿Qué ocurre en un país cuyos últimos 6 presidentes electos  han sido acusados de corrupción, algunos enjuiciados y detenidos y otros más separados de sus cargos?

¿Hasta cuándo puede una democracia soportar tanta inestabilidad?

Hablamos del Perú.La historia es notable.

Comencemos por Alberto Fujimori, quien gobernó desde 1990 hasta el año 2000, tras haber ganado las elecciones frente a Mario Vargas Llosa.

Fujimori fue el líder de un gobierno autocrático, realizó una exitosa campaña para controlar la hiperinflación, estabilizar la economía y aplastar una brutal insurgencia guerrillera.

Su gobierno se derrumbó a fines del 2000, en lo que iba a ser su tercer período, cuando se publicó un video que mostraba a Vladiiro Montesinos, poderoso ministro del interior, sobornando a un congresista. En medio de crecientes acusaciones de corrupción, Fujimori abandonó Perú y finalmente llegó a Japón, donde anunció su renuncia.

Actualmente, cumple una condena, en el Perú,  de 25 años por ordenar el asesinato de presuntos simpatizantes del terrorismo y también fue condenado por cargos relacionados con corrupción. Kuczynski lo indultó en 2017, pero la decisión fue revocada más tarde por la corte suprema del país

Tras el gobierno interino de Valentín Panigua y la convocatoria a elecciones en el 2001, que le dieron el triunfo a Alejandro Toledo, los peruanos pusieron sus  esperanzas en las promesas de Toledo Valentín Paniaguade crear nuevos puestos de trabajo, en parte aumentando el turismo, y luchar contra la corrupción, el narcotráfico y los abusos contra los derechos humanos. Durante su mandato, la economía peruana creció y la inflación casi desapareció, pero el desempleo disminuyó solo levemente. Su  administración se vio manchada por el escándalo, y fue criticado por gastar demasiado y por otorgarse el salario más alto de cualquier líder latinoamericano en ese momento. La constitución no le permitió aspirar a un segundo mandato consecutivo. En 2016, Toledo volvió a postularse para presidente, pero le fue mal y mucho peor, en febrero de 2017, cuando se alegó que durante su mandato como presidente, Toledo había recibido unos 20 millones de dólares en sobornos del gigante brasileño de la construcción Odebrecht. Toledo huyó de Perú y se estableció en California. En 2018, Perú presentó una solicitud de extradición y al año siguiente fue arrestado por agentes del orden de Estados Unidos.

Toledo está bajo arresto domiciliario en Estados Unidos mientras espera su extradición a Perú. 

Después de Toledo, vino Alan García, quien ya había sido presidente en el período de 1985 a 1990, cuando su decisión de nacionalizar la industria bancaria y suspender los pagos de la deuda externa del país, hundieron al Perú en la ruina económica. García dejó el cargo en desgracia y, bajo amenaza de arresto por cargos de corrupción, huyó a Francia en 1992. 

Volvió a ser Presidente en julio de 2006 y hasta el 2011. En esa oportunidad promovió la aprobación exitosa de un tratado de libre comercio con Estados Unidos, logró mantener a la baja la inflación y obtuvo un sólido crecimiento económico. Prohibido constitucionalmente para buscar un mandato consecutivo, García no pudo postularse para la reelección en 2011.

En noviembre de 2018 García, que había hecho de España su residencia principal, regresó a Lima para enfrentar acusaciones de haber recibido sobornos de Odebrecht durante su segundo gobierno. Un tribunal ordenó su arresto en abril de 2019.  Cuando la policía llegó a la puerta de su casa en Lima, se metió un tiro en la sien.

A García lo sucedió Ollanta Humala, cuyo gobierno fue desde el  2011 y hasta el 2016.

Durante los primeros años de la presidencia de Humala, la economía peruana continuó prosperando, registrando un crecimiento anual del PIB de más del 6 por ciento, manteniendo bajas tasas de inflación. Sin embargo, la popularidad personal de Humala entre los peruanos declinó, aparentemente en respuesta a la percepción, entre algunos, de promesas de campaña fallidas, como resultado de escándalos políticos que involucraron a miembros de su gobierno y por el desencanto con su manejo de los conflictos sociales.

Los fiscales acusan a Humala y su esposa de tomar $ 3 millones de Odebrecht para financiar su exitosa campaña presidencial de 2011, así como de lavar dinero durante su fallida candidatura de 2006. Es el primer expresidente del país en ser procesado como parte de la investigación y actualmente está a la espera de juicio y se le prohíbe salir de Perú.

Tras Humala, Pedro Pablo Kuczynski, gobernó apenas dos años entre el  2016 y el 2018. Es otro de los presidentes  implicados en una investigación sobre la constructora brasileña Odebrecht SA. Los fiscales alegan que ayudó a la firma a obtener dos contratos de infraestructura mientras se desempeñaba como ministro en el gobierno del ex presidente Alejandro Toledo. Renunció a la presidencia a principios de 2018 en vísperas de una votación de juicio político y fue puesto bajo arresto domiciliario el año pasado

Y ahora, el turno es para Martín Vizcarra, cuyo gobierno se inició en el 2018. Vizcarra, había negado anteriormente las acusaciones de que aceptó sobornos por valor de 2,3 millones de soles (640.000 dólares) cuando era gobernador de la región sureña de Moquegua.

Este lunes 9 de noviembre, 105 legisladores votaron a favor de la moción para enjuiciar a Vizcarra: 19 votaron en contra y otros cuatro se abstuvieron. Con lo cual quedó separado de su cargo, que ahora ostenta el Presidente del Congreso, Manuel Merino de manera interina hasta las elecciones de abril de 2021.

¿Son todos corruptos? ¿Está tan arraigada la corrupción en el sistema democrático del Perú? O se trata de una cadena de venganzas entre los distintos miembros de la clase política?

Mientras tanto, el pueblo peruano pierde, peligrosamente, la fe en sus gobernantes.