Sabemos por experiencia propia a dónde conducen los extremos. (IMAGEN HUGO CHAVEZ) Cuando no es posible conciliar en política, se deja de creer en ella como vía para dar soluciones a los problemas de los ciudadanos.
Tomemos dos ejemplos claros. El viernes 28 de mayo, los republicanos del Senado bloquearon un proyecto de ley para crear una comisión especial para investigar el asalto mortal al Capitolio del 6 de enero pasado (5 fallecidos y 140 policías heridos), llevado a cabo por partidarios de Trump que sostenían falsamente que éste había ganado las elecciones.
El proyecto de ley para investigar la insurrección había sido aprobado en la cámara de Representantes el mes pasado, con los votos de los demócratas de la Cámara y de 35 republicanos. Pero en el Senado, aunque 6 senadores republicanos lo apoyaron, el proyecto de ley no alcanzó los 60 votos necesarios para evitar el obstruccionismo.
El 6 de enero hubo muertes, daños patrimoniales, heridos y un hecho traumático para todos los estadounidenses no sólo para quienes estaban en el Capitolio. Senadores cuyas vidas no estaban a salvo por distinciones partidistas en ese momento, pero que ahora voltean la espalda y tratan de ignorar lo vivido.
El domingo 30 de mayo, los legisladores demócratas abandonaron la Cámara de Representantes del estado de Texas para bloquear un proyecto de ley de votación que brindaba cambios radicales y restrictivos al proceso de votación, cosa que han hecho además en 14 estados tras el fracaso de Trump por reelegirse. Los demócratas argumentan que se cansaron de preguntar y no recibir respuestas. Señalan que los republicanos habían agregado un lenguaje a la medida que podría facilitar en el futuro que un juez anulara una elección, se eliminaban además los centros de votación drive-thru y los centros de votación abiertos las 24 horas, y se prohibía la votación del domingo antes de la 1 p.m., justo las horas cuando muchos votantes católicos negros van a las urnas.
Tras una encuesta reciente de Hill_HarrisX, donde los ciudadanos dejan clara su desconfianza en los medios de comunicación y el gobierno federal, Dritan Nesho, director ejecutivo y encuestador jefe de HarrisX señaló que: «Reconstruir la confianza en las principales instituciones del país es un imperativo para el buen funcionamiento y el bienestar de la democracia estadounidense”
Pero, ¿cómo se puede confiar en aquellos que eligen el poder por encima de las necesidades de los ciudadanos?. ¿Adónde puede llevar la irresponsabilidad de no darle importancia a la investigación criminal de lo ocurrido en el Capitolio, la propia casa, de la institución que representa las voces del pueblo? Si los políticos no llegan a acuerdos y la división, el obstruccionismo se instalan como prácticas recurrentes, ¿cómo se gobierna? Se deja abierto el camino al autoritarismo, al poder centralizado, a la exclusión de ideas y objetivos comunes.
Como lo dijera George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos: «El gobierno no es una razón, tampoco es elocuencia, es fuerza. Opera como el fuego; es un sirviente peligroso y un amo temible; en ningún momento se debe permitir que manos irresponsables lo controlen”
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