FA/CMR
A los venezolanos hay frases que nos levantan sospechas, quizás nuestra experiencia con el chavismo se despierta con esas palabras, con signos de estrés postraumático.
«Juro por Dios, por mi familia, por mis hermanos y hermanas, campesinos, ronderos, pescadores, docentes, profesionales, niños, jóvenes y mujeres, que ejerceré el cargo de presidente en el periodo constitucional 2021-2026. Juro por los pueblos del Perú, por un paÃs sin corrupción y por una nueva constitución…Una de nuestras principales banderas polÃticas, convertida ahora en bandera de la mayorÃa del pueblo, es la convocatoria de una Asamblea Constituyente.Insistiremos en esta propuesta pero siempre dentro del marco de la ley (…)Anuncio que presentaremos ante el Congreso, respetando escrupulosamente el proceso, un proyecto de ley para reformarla».Â
Asà habló Castillo, que tendrá que activar un referéndum popular que apruebe esa convocatoria, pues la Constitución vigente en Perú no lo contempla.
Como si se tratara de las voces de un eco que regresa, se nos devuelven las palabras de la toma de posesión de Hugo Chávez juramentado sobre una “moribunda Constitución†“…estaba moribunda y va a morir para que nazca otra. Tiene que morir y junto a ella el modelo polÃtico nefasto al que dio nacimiento en estos últimos cuarenta años. Eso tiene que morir. Va a morir, señores. Acéptenlos todos y es necesario que muera, pero claro que, al mismo tiempo es necesario que nazca otro modelo…El referéndum va, y hoy mismo tendré el gusto de entregarle al señor presidente del Consejo Nacional Electoral una carta solicitándole sus acciones para preparar el referéndum en el plazo que la Ley indica, que es entre 60 y 90 dÃasâ€
También entonces Chávez habló de la economÃa, de la pobreza, de la necesidad de cambiar el modelo económico.DecÃa Chávez: “El proyecto nuestro no es un proyecto estatista. No, tampoco es extremo al neoliberalismo. No, estamos buscando un punto intermedio, tanto Estado como sea necesario y tanto mercado como sea posibleâ€
 El presidente peruano Pedro Castillo afirmó ayer que «No pretendemos ni remotamente estatizar ninguna economÃa ni hacer una polÃtica de control de cambios. Solo queremos que la economÃa de las familias, sobre todo las de menores ingresos, sean más estables y prosperas…La pandemia visibilizó que las crÃticas al modelo eran legÃtimas y válidas. Hoy la población pide cambios y no está dispuesta a renunciar. ¿Es cierto que esos cambios implican poner en riesgo los logros de las últimas décadas? No. Sà es posible realizar estos cambios con responsabilidad y respetando la propiedad privada, pero poniendo por delante los intereses de la nación»
Pero ¿quién define cuáles son esos intereses de la nación y a cuál grado están por encima de los derechos individuales?
Escuchamos a Castillo hablar de otras formas de gobierno, más pequeñas, como la incorporación de las “rondasâ€: “Debemos expandir el sistema de las rondas en Perú, que no es otra cosa que la población organizada. Nos comprometemos a formarlas donde no existen y a incluirlas al sistema de seguridad ciudadana», y no podemos dejar de pensar en la estrategia de las comunas y el poder comunal del chavismo para hacerse de la representatividad polÃtica en todos los niveles.
A Chávez le tomó más tiempo instaurar la idea del poder popular y crear la Ley de Consejos Comunales, lo cual logró en el 2006. Desde entonces hemos visto para qué han servido. El gobierno de Chávez no entendió la participación como una herramienta que permitiese a la gente resolver sus problemas, desarrollar atributos de ciudadanÃa, fortalecer lazos comunitarios y crear una democracia más robusta. Sus polÃticas, más bien, utilizaron, como hoy lo hace Maduro esas “comunas†para distribuir bienes o dinero como formas de control social, en procura de apoyos polÃticos.
Un nuevo ciclo comienza hoy en Perú, de la mano de la izquierda que cabalga por Latinoamérica. Como quien predice sismos, es el sonido que se devuelve, el que permite anticipar lo que viene.
Esperemos que esta vez, nos equivoquemosÂ