El 2020 será recordado como el año del Covid. El Covid llegó para cambiar la forma en cómo vivimos y cómo trabajamos y cómo percibimos el valor de vivir.
Uno de los roles menos mencionado para sin duda fundamental en estos tiempos, es el del periodista. La noticia como servicio, útil y oportuna y la verdad como norte fué una de las características de muchos de nuestros colegas y de nuestro equipo.
No ha sido una tarea fácil como lo recoge la encuesta realizada por el Proyecto Periodismo y Pandemia, una iniciativa de investigación colaborativa del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y el Centro Tow para el Periodismo Digital de la Universidad de Columbia en su estudio para estudiar los impactos de la crisis del nuevo coronavirus en el periodismo alrededor del mundo.
En base al análisis de 1.406 encuestas realizadas a periodistas alrededor del mundo, completadas durante la primera ola, de la pandemia, concluyeron que numerosos periodistas, el 70%, señaló que el aspecto más difícil de su trabajo fue el impacto psicológico y emocional de lidiar con la crisis del COVID-19.
“Los periodistas encuestados identificaron a políticos, funcionarios electos, representantes gubernamentales y redes orquestadas por el Estado como las principales fuentes de desinformación sobre el COVID-19. También señalaron a Facebook como el facilitador más prolífico de información falsa y engañosa dentro del ecosistema de las redes sociales. Y expresaron una insatisfacción sustancial con las respuestas de las plataformas al contenido que habían marcado como sospechoso. El aluvión de desinformación e información falsa a la que nuestros encuestados dijeron que se enfrentaban en su trabajo diario da cuenta de la magnitud de la ‘desinfodemia’ que acompaña a la crisis sanitaria en sí”.
Otro asunto que recogió la encuesta fue la preocupación por el desempleo desencadenado por la pandemia, los recortes salariales y los cierres de publicaciones. “Los medios sufrieron un gran impacto en sus ingresos durante la primera fase de la contingencia. Además muchos trabajadores de la prensa, fueron objeto de más ataques en línea y fuera de línea, mientras gobiernos y otros antagonistas intentaron desacreditar su trabajo y restringir la libertad de prensa bajo la excusa de la pandemia”.
Informar como causa en sí misma es una tarea que involucra compromiso y responsabilidad y a pesar de estas respuestas hubo otros aspectos más positivos que resaltar del estudio. El 43% de los encuestados dijo sentir más confianza de parte de la audiencia en su trabajo durante la primera ola del COVID-19. Y el 61% dijo que se sentía más comprometido con el periodismo que antes de la pandemia. También hubo evidencias de un mayor compromiso comunitario en el periodismo y una mayor participación de la audiencia en las coberturas periodísticas durante ese período.
Es vital rescatar la idea de que “el periodismo profesional es un pilar esencial de las democracias vibrantes”, señala el estudio. Pero los retos siguen allí: enfrentar el poder de los gobernantes para desinformar, censurar y manipular la información así como a quienes escogieron la noticia como vocación. Así como la futilidad y infodemia que se desata de quienes asumen la noticia desde las redes como un elemento de entretenimiento más parecido a un circo .
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