El día de ayer, se celebró otro día del trabajador en Venezuela, una fecha marcada por reclamos acumulados, pero en esta ocasión cargada de más optimismo que en años anteriores, pues las reuniones en el marco del Foro de Diálogo Social tripartito, que se desarrollaron esta semana con la mediación de la Organización Internacional del Trabajo, devolvieron a los sindicalistas la esperanza de que se puedan atender las solicitudes que durante años centran las protestas de los trabajadores del país.
Sin embargo, la situación laboral sigue siendo compleja, especialmente en el sector público, según la opinión de los representantes de la Federación Nacional de Empleados Públicos. Mientras que las empresas privadas se esfuerzan por ajustar el ingreso de sus trabajadores a la realidad del país, aunque no lo logren todas, la administración pública se mantiene ensombrecida por un escenario que, si bien es menos gris tras el reciente aumento salarial y las conversaciones con la observación de la OIT, continúa siendo dramática, especialmente en casos como el de los pensionados y jubilados.
Giorgio Cunto Morales, economista Senior en Ecoanalítica, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondó.
“La situación laboral en Venezuela, como en muchos lados del mundo, es bastante complicada. Especialmente porque aún no se ha logrado regresar a los niveles de empleo anterior a la pandemia. Tampoco se han logrado cambios estructurales en los ámbitos del empleo formal e informal. En el caso de Venezuela hay que poner en contexto que esta era una economía que estaba en recesión mucho antes de la pandemia y hubo un proceso de desindustrialización. En este sentido, el empleo se fue precarizando por la hiperinflación. Desde la perspectiva del sector público y también en todas las escalas salariales y de pensiones que dependen del salario mínimo, la limitante gubernamental era que no tenía dinero. Los salarios no podían elevarse de forma reiterada para hacer frente a la inflación, ya que el ejecutivo no contaba con los recursos para ello”, dijo Cunto.
Para el economista, si se decretan aumentos salariales y no se tienen ingresos para ello, causa presión inflacionaria que fuerza a nuevos aumentos en el futuro.
“En este ciclo, la capacidad de compra de los trabajadores se queda atrás. Por eso, de la estrategia fiscalización es reducir los aumentos salariales. Hace varias semanas hubo un aumento sustancial porque el ejecutivo contó con recursos para ello. Sin embargo, el problema de fondo no solo son las decisiones arbitrarias desde el gobierno o de la empresa, sino es una cuestión de productividad. La economía no puede sustentar salarios más altos si no tiene aumentos productivos en sus cadenas de valor. Es ahí donde se entra en un conflicto permanente entre los deseos de los trabajadores que aspiran a mayores remuneraciones para adquirir bienes y servicios, pero también hay que ver el valor agregado de los trabajos para poder sustentarlos”, agregó.
El régimen de Maduro parece estar decidido a flexibilizar un poco la política que ha mantenido hasta ahora. Hace poco se dio una reunión tripartita con la presencia de la Organización Internacional del Trabajo, pero no se llegaron a conclusiones concretas.
“No información concreta de lo que se discutió en esa reunión, pero Venezuela está bastante atrasada en lo que es su actualización de contactos bilaterales con organizaciones internacionales, no solo en temas de trabajo, sino también en temas de comercio y diplomáticos. Así que, es un reto para este tipo de iniciativas volver a montar pies en Venezuela cuando lleva tiempo sin poder avanzar. También hay que destacar que las estructuras sindicales han estado desmanteladas y desarticuladas”, explicó.
Para el economista, estas reuniones se están dando en un entorno en el cual se trata de coexistir a efectos de que la economía venezolana no está cayendo.
“Venezuela está mejorando dependiendo del punto de referencia de que se observe. Respecto al 2018, 2019 o 2020, época de hiperinflación y de contracción de dos dígitos, en el 2021 y 2022, esos indicadores ya no son tan agudos. La inflación se desaceleró y el crecimiento no se contrajo tanto. No obstante, si lo comparamos al periodo antes de 2013, estamos muy lejos de mejorarse. Esta es una economía que perdió el 85% de su tamaño en términos reales”, explicó.
Cunto señaló que Venezuela va a requerir muchas décadas de crecimiento interrumpido y a tasas muy altas para recobrar al punto de partida antes de la crisis económica.
“Venezuela está muy lejos de eso y para eso se requiere aumentos de productividad, soporte internacional, un estado institucional que fomente la inversión y la seguridad jurídica, y ninguno de esos elementos están en Venezuela. Si Venezuela llegase a crecer como lo hicieron Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial, todavía le tomaría dos o tres décadas para recobrar sus niveles”, enfatizó.
Finalmente, el economista destacó que las mejoras por inercia de rebote no se traducen de que hay una economía con capacidad de ser próspera.
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