FA/CMR
29 venezolanos a la deriva, bajo la lluvia, empujados al mar. Trece adultos y dieciséis niños, los menores llorosos, los adultos tratando de mostrarse seguros pero con el temor apresado en la garganta y el dolor de sentirse desechados. Ni en Venezuela, ni en Trinidad. El futuro se mueve con el ritmo de las olas, impreciso, y el hoy se vive con cada rebote.El motor falla y la deriva es la única certidumbre.
Todo se inició el 17 de noviembre, cuando este grupo de venezolanos fue detenido por las Fuerzas de Defensa de Trinidad tras llegar de manera irregular a las costas del sur de la isla.En su mayorÃa son mujeres y entre ellas, hay una con un bebé de cuatro meses de nacido. Durante cinco dÃas permanecieron detenidos en una comisarÃa.Â
Los niños, por su parte, como relata la plataforma El Pitazo, permanecieron separados de sus padres, quienes ya se encontraban desde hacÃa tiempo en la isla y esperaban reencontrarse con ellos.Â
A mediodÃa del domingo 22 de noviembre, los cuerpos de seguridad deportaron a los venezolanos en la localidad de Cedros, en medio de la lluvia y en embarcaciones que ponÃan en riesgo la vida de sus tripulantes, antes de que se pronunciaran los tribunales locales y se pudieran tomar alguna medida contra los migrantes retenidos.
El comisionado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para los migrantes y refugiados venezolanos, David Smolansky publicó ese dÃa un mensaje en su cuenta de Twitter denunciando el hecho.
El 23 de noviembre, la jueza de la Corte Suprema de Trinidad y Tobago, Avason Quinlan-Williams, ordenó a la Fuerza de Defensa de su paÃs que devolviera al grupo de mujeres y niños venezolanos migrantes, y que permanecieran bajo custodia para una audiencia de seguimiento que se realizarÃa ese mismo lunes, en horas de la tarde, que no se llevó a cabo al desconocerse el paradero de los barcos.
Circulaban informaciones falsas que si habÃan llegado a Delta Amacuro, que si ya estaban de vuelta, pero nada, no se sabÃa dónde estaban.
Tras las denuncias y la difusión en redes sociales, ese mismo 23 se pronunció la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), que instó al gobierno de Trinidad y Tobago a observar estrictamente el deber de protección especial de niñas, niños y adolescentes migrantes, y a considerar su interés superior en todas las decisiones que les afecten.
El 24 de noviembre, alrededor de la 1:00 pm (Hora de Trinidad), las dos embarcaciones llegaron a la playa de Los Iros, en la localidad de Erin, al sur de la isla, como se observa en los videos que compartió el comisionado Smolansky
Uno de los venezolanos que estaba en el bote le confesó a la radio Fé y AlegrÃa: “Terrible. Todo terrible (…) A los niños los picaron las plagas. Estuvimos durante todo este tiempo que pasamos hacia el lado de Venezuela prácticamente sobreviviendo como podÃamos en el marâ€
La jueza Joan Charles, del Tribunal Superior de Trinidad y Tobago, dijo ayer que La decisión del Estado de detener a menores venezolanos que habÃan llegado a este paÃs junto con sus padres en busca de la condición de refugiado, es ilegal. Señaló que esa decisión “sentó un mal precedente, atrajo publicidad negativa para el paÃs. Debe haber algún tipo de intervención por parte del brazo legislativo del Estado para asegurar que tales incidentes no vuelvan a ocurrir en el futuroâ€
“Habiendo escuchado a todos, soy de la opinión de que los menores deben ser liberados. La Autoridad de Inmigración y Niños podrÃa monitorear lo que está sucediendo allà â€
La juez ordenó también que la Autoridad del Menor realizara una evaluación de idoneidad de la dirección y los hogares en los que residirán después de su liberación.
De esta manera, la Corte respondió también a las insólitas declaraciones del ministro de Seguridad Nacional de Trinidad y Tobago, Stuart Young, quien sin ápice de compasión dijo:“He visto el supuesto reporte sobre los 16 niños, pero ahora pregunto: ¿alguien ha visto a esos individuos? ¿Quiénes son? Muestren certificados de nacimiento para verificar que son menores de edadâ€
También ¿pedirá el del bebé de 4 meses?
Duele, duele en el alma como venezolano, conocer estas historias terribles que viven nuestros conciudadanos. Duele el desprecio, duele la incertidumbre. Nosotros merecemos más.