El número de refugiados que han escapado de la guerra en Ucrania alcanza ya los dos millones en los doce primeros días transcurridos desde la invasión rusa, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados.
Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
“Hay dos tipos de personas que están huyendo desesperadamente de los combates. Uno de los grupos son los que se están dirigiendo a los países vecinos. Estamos hablando de 2 millones 300 mil personas. Amnistía Internacional está sobre el terreno con un equipo de investigadores para asegurarnos de que todas las personas ucranianas tengan acceso a un sistema de protección. En este caso, hay una medida temporal de la Unión Europea de que cualquier ucraniano puede ingresar a un país miembro de la comunidad. El otro grupo son las personas que se han quedado en Ucrania y que ahora se movilizan por los bombardeos”, dijo Beltrán.
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La situación de los desplazados y los corredores humanitarios es grave. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky ha rechazado los canales humanitarios propuestos por el régimen de Vladimir Putin, porque terminaban en Bielorrusia o Rusia. Igualmente, hay otras ciudades que ya están sitiadas y sufriendo constantes bombardeos.
“Lo importante que hay que destacar, es que el ejército ruso ha cometido crímenes de guerra contra la población civil. Estamos haciendo un informe donde dejamos documentado la muerte de 47 civiles por bombas rusas, cuando estaban haciendo filas para conseguir pan. El ejército ruso ha bombardeado hospitales y escuelas”, destacó.
Beltrán señaló que los corredores humanitarios deben incluir demarcación de rutas definidas, control de seguridad y garantizar la ayuda humanitaria.
“Los corredores humanitarios están recibiendo mucha gente, pero otras personas se están quedando en sus hogares. Por eso, una vez termine el corredor, no se debe bombardear la ciudad.
Una de las noticias más recientes, es que los rusos están haciendo uso de las llamadas minas mariposas, que lanzan desde los helicópteros.
Finalmente, el director de Amnistía internacional señaló que el ejército ruso está usando bombas de racimo, las cuales están prohibidas.