Un desgarrador reportaje del portal Prodavinci, desgrana con fotos, datos e historias, la terrible realidad que se vive en el sur de Venezuela, bajo el tÃtulo los Hijos de la Mina†con la firma de Valentina Oropeza.
Los datos que utiliza la pieza informativa provienen de Cáritas, que desde el 2016, monitorea la desnutrición infantil en las parroquias de la Iglesia católica venezolana. Grupos de voluntarios pesan y miden a los niños menores de cinco años que acuden a Saman, un sistema de alerta, monitoreo y atención para niños desnutridos diseñado por la nutricionista Susana Raffalli.Â
En un artÃculo publicado por la revista Frontiers in Sustainable Food Systems en mayo de 2021. El análisis de 46.462 mediciones recogidas entre 2017 y 2019 reveló que la prevalencia de emación (bajo peso para la altura) fue alta y la del retraso de crecimiento fue muy alta, de acuerdo a las categorÃas de la OMS para definir una crisis de salud pública .
Se lee en la revista Frontiers: “Según los estándares de crecimiento infantil de la OMS de 2006, identificamos el 31,7 % y el 11,5 % de los registros de 2019 como atrofiados y emaciados, respectivamente. Nuestro análisis incondicional muestra que el retraso en el crecimiento fue más frecuente entre los niños y muestra una asociación en forma de U invertida con la edad. La prevalencia de retraso en el crecimiento aumenta de 0,28 en 2017 a 0,32 en 2019. También se encuentra que el sexo de los niños tiene una asociación significativa con la probabilidad de retraso en el crecimiento y emaciación. Las probabilidades de retraso del crecimiento y emaciación entre los niños son 1,19 y 1,084 veces mayores que las de las niñas, respectivamente. También encontramos una asociación significativa y considerable entre la inseguridad alimentaria y el retraso en el crecimiento y la emaciación. Aunque la falta de acceso a agua limpia no está asociada con el retraso en el crecimiento, sà lo está con mayores niveles de emaciación. La prolongada crisis humanitaria en Venezuela ha causado daños considerables al crecimiento infantilâ€.Â
Señala el reportaje de Prodavinci, citando a Susana Raffalli, que los resultados revelaron “umbrales alarmantes†Todos los niños mostraron algún grado de retraso del crecimiento lineal. Aunque la mayorÃa fue dada de alta con un peso saludable para la estatura, persistió el retraso en el crecimiento, una tendencia que se replica en paÃses con pobreza crónica.
El trabajo periodÃstico en Prodavinci, describe las vidas de los bebés dejados atrás por sus madres que buscan en las minas del Sur de Venezuela cambiar su futuro. Sus hijos, abandonados con familiares o incluso desconocidos padecen lo que se conoce como “El sÃndrome del hijo de la mina†en ellos se expresa la desnutrición severa, de dos formas: el niño luce marasmático, como si la piel vistiera los huesos o el niño luce gordo, con el abdomen y las extremidades hinchadas. Esta última condición se denomina Kwashiorkor:La palabra es un vocablo africano que significa “niño derrocadoâ€. Alude al hijo mayor que es desplazado por la llegada de un segundo bebé, a quien la madre destina todos sus recursos y esfuerzos para alimentarlo.Â
De los 40 niños que fueron atendidos durante aquella jornada por Ponte Poronte, una ONG venezolana, en noviembre de 2021, la mitad fue diagnosticada con desnutrición y recibió suplementos. En promedio, los desnutridos estaban 25,5% por debajo de la media de peso para la edad y 11,56% estuvo por debajo de la media de talla para la edad. 62,5% de los pacientes fueron niñas, quienes mostraron peores condiciones nutricionales que los varones. Como dice Susana Raffalli: «El retardo del crecimiento es la dimensión más miserable del extractivismo»
En 2020 habÃa 9,1 millones de personas “subalimentadas†en Venezuela, más de un tercio de su población. Es el peor registro en la región después de HaitÃ, reportó Naciones Unidas en el informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe.