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¿Cuál es la pregunta clave que responderá el juicio a Trump?

FA/CMR

Hay una pregunta central detrás del juicio político a Donald Trump, basado en acciones cometidas por él cuando aún era  Presidente de los Estados Unidos. Como lo señala Richard White, historiador, dos veces finalista del Premio Pulitzer en el New York Times ¿Cuál es el propósito de la acusación? ¿Es una medida correctiva, una medida política diseñada para proteger al país de las acciones de funcionarios corruptos y evitar que hagan daño en el futuro? ¿O es punitivo, una medida judicial diseñada solo para castigar a los funcionarios actuales despojándoles de sus cargos?

Lo cito: “En un reciente esfuerzo fallido destinado a bloquear los procedimientos, el senador Rand Paul dejó en claro que cree que el juicio político es punitivo y declaró que cualquier juicio es injusto e innecesario porque Trump ya no ocupa el cargo y, por lo tanto, no puede ser destituido”. 

En ese caso se busca responder a la pregunta asumiendo como objetivo sólo la destitución de un cargo.Los republicanos argumentan que el juicio es nulo porque un expresidente no puede ser juzgado por el Senado, porque se trata de un ciudadano particular sin responsabilidades constitucionales.

Sin embargo, hay un interesante precedente en la historia estadounidense.

El caso  del juicio político de William Belknap en 1876, secretario de guerra en la administración republicana del presidente Ulysses Grant. Dice el historiador White que “Belknap aceptó sobornos para asignar al  comerciante en el territorio indio de Fort Sill. Cuando en 1876 se descubrió el arreglo y la Cámara inició los procedimientos de acusación, Belknap se apresuró a ir a la Casa Blanca y renunció momentos antes de que la Cámara votase para acusarlo. La Cámara lo acusó de todos modos. 

Solo tres senadores declararon que Belknap no era culpable de los cargos, pero el Senado no lo condenó porque muchos senadores afirmaron que carecían de jurisdicción. En sus argumentos sobre jurisdicción, los senadores republicanos y los abogados de Belknap como ahora lo hacen los de Trump, enfatizaron el estatus del acusado como ciudadano privado. Sus abogados argumentaron que la Cámara no podía acusar a un ciudadano privado y, por lo tanto, el Senado no podía juzgarlo. Los representantes de la Cámara respondieron que lo que importaba entonces no era si Belknap ocupó el cargo cuando fue acusado, sino si ocupó el cargo cuando ocurrieron los presuntos delitos.”

En el juicio, los defensores de Belnaknap, sostuvieron que la combinación que hace  la Constitución de «destitución de un cargo y descalificación para ocupar y disfrutar de cualquier cargo de honor, fideicomiso o lucro en los Estados Unidos» hacía que la destitución y la descalificación fueran inseparables. Si Belknap ya no ocupaba el cargo, la Cámara no podría acusarlo y, por lo tanto, el Senado no podría condenarlo ni descalificarlo para ocupar un cargo futuro”.

Al final, fue juzgado por el Senado de los Estados Unidos, pero la votación no alcanzó los dos tercios requeridos para la condena.

El historiador White resalta las opiniones que adjuntaron dos senadores de entonces, de Thomas Norwood de Georgia y John Stevenson de Kentucky, al final del juicio:

“Norwood argumentó a partir de la historia y los precedentes que el proceso de juicio político fue correctivo. El propósito de las cláusulas constitucionales que prevén el juicio político no era simplemente destituir a una persona de su cargo, sino purificar el gobierno, prevenir delitos futuros y advertir a quienes intentasen cometer delitos. Stevenson afirmó que, según la interpretación de quienes negaron la jurisdicción del Senado, el gobierno podría convertirse en un carrusel de corrupción y criminalidad. Los corruptos podían salirse de su cargo según fuera necesario y volver a montar cuando fuera el momento oportuno”.

Será muy interesante ver, qué precedente dejará establecido este nuevo juicio, y cuál de las dos visiones prevalecerá. Con ella se sabrá si ser Presidente de los Estados Unidos le brinda a un ciudadano en la cumbre del poder, una oportuna salida trasera ante la ley y cómo esa respuesta debilitará el ejercicio de la democracia.

 

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