El impacto de la guerra en Ucrania en los mercados de alimentos, energía y financieros ha desencadenado una «crisis tridimensional» que está golpeando con dureza a los países pobres y que requiere una respuesta urgente, alertó hoy Naciones Unidas.
Según la organización, hasta 1.700 millones de personas -un tercio de las cuales ya viven en la pobreza- están ahora mismo muy expuestos a los problemas que la invasión rusa ha generado en estos tres alrededores.
La situación se da en un momento que ya era especialmente delicada, dado que muchos de los países con menos recursos están muy expuestos a la COVID-19 y tienen enormes dificultades para recuperarse económicamente de la pandemia.
El economista José Ramón Morales abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“La forma más directa en que las consecuencias del conflicto afectan la vida de la gente es a través de los precios, y se ha visto que en los últimos meses los precios de los alimentos han subido más del 30% en los mercados internacionales, los precios del petróleo han subido más del 60%, y esto afecta a todas las cadenas productivas aguas arriba. Es decir, afectan la producción de todos los bienes, por lo cual la inflación global que hemos visto en el último año ha sido superior al 5%, algo que no ha tenido muchos precedentes”, dijo Morales.
Para el economista, el mundo está en una situación donde se deben hacer cosas para responder a la situación geopolítica que generó la invasión rusa a Ucrania.
“Esto exacerba un poco a la ya complicada situación internacional, que no terminaba de recuperarse de la crisis de la pandemia del COVID-19. Por un lado, la comunidad internacional quiere responder a la situación de la inflación y la manera natural es aumentar las tasas de interés, pero eso significaría deprimir la demanda y eso tiene implicaciones globales. Si Estados Unidos deprime su demanda interna, eso va a afectar la demanda por los bienes que países en desarrollo alrededor del mundo le venden a los Estados Unidos, y por ende, esto exacerba la situación en otros países. Hay aspectos distributivos de la crisis que se complican, a medida que las intervenciones de la crisis no estén coordinadas entre ellos”, expuso.
En el informe que presentó la organización de las Naciones Unidas, se lee que la sociedad mundial se enfrenta a una “tormenta perfecta” que trastocará las economías de todo el mundo.
“El punto más urgente tiene que ver con todo lo relacionado al sector alimenticio. El hecho de hayan sanciones a Rusia complica el sector energético, pero la prioridad está en el sector alimenticio. Tanto Rusia como Ucrania son exportadores muy grandes en el mercado alimenticio. Ambos países representan el 30% del mercado mundial de trigo y cebada, el 25% de maíz, el 50% de aceite de girasol, y hay un agravante, porque para la producción de alimentos en todo el mundo se usa el fertilizante como insumo y la producción de fertilizante inorgánico depende del gas natural”, señaló el experto.
El analista explicó que el problema de los fertilizantes a mediano plazo trascienda al tiempo que perdure el conflicto.
“Digamos que la invasión termina y se le retiran las sanciones a Rusia, la producción en muchos países del mundo, están buscando economizar en fertilizantes. Lo que producirá es que se baje la productividad agrícola”, comentó.
Esta semana se realizarán las reuniones de primavera del FMI y del Banco Mundial.
“El propósito será buscar un espacio de coordinación supranacional y de coordinación entre países. Lo principal que se tratará son los aspectos distributivos de la crisis y cómo afecta fundamentalmente a los países africanos que son los más pobres y son los que importan directamente estos productos de Rusia y Ucrania. Si bien, en el resto del mundo se siente la crisis por los precios, ellos la sienten por la vía de la escasez”, acotó.
Algo que llama la atención es que las crisis económicas afectan a las personas más pobres que son las que gastan más en alimentos y combustibles.
“Esto trastocará la estabilidad política en muchos países, lo cual también es un aspecto a tomar en cuenta”, añadió.
Finalmente, Morales destacó que esta crisis pone en contraste a dos agendas internacionales muy relevantes.
“La primera agenda es responder y minimizar los efectos económicos de la crisis, pero la otra es la agenda ambiental. La respuesta económica es extraer más petróleo de fuentes más confiables y creando alternativas energéticas a los combustibles fósiles. No obstante, las dos agendas son opuestas
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