La fuerte dependencia del bloque comunitario hacia el suministro ruso se ha traducido en una problemática sin precedentes para el viejo continente. Europa se enfrenta a la interrupción casi total del gas natural ruso. Poco más de 200 días desde la invasión a Ucrania han dificultado la relación de la Unión Europea con Moscú, el proveedor de cerca del 40% del gas natural que consume el bloque comunitario.
La más reciente pieza de esta crisis se dio después de que el gobierno del presidente Vladimir Putin condicionara la reanudación del flujo de gas a través del gasoducto Nord Stream 1 al levantamiento de las sanciones impuestas por Occidente. Lo anterior se ha traducido en una escalada importante en los precios del gas durante el verano y nadie sabe qué va a pasar durante el invierno, pero las previsiones no son favorables.
Joan López Alegre, profesor de la Universidad Abad Oliba CEU – Centro de Estudios Universitarios, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“En este momento en Europa están sucediendo algunas cosas que son paradójicas. Por ejemplo, Europa se ha lanzado a comprar gas licuado a Catar, Estados Unidos, Israel, y en estos momentos hay decenas de barcos estacionados fuera de puertos de Róterdam, Valencia Marsella y otros, porque no hay suficientes depósitos de gas licuado en Europa para poder descargar todo el gas que se ha comprado. Por otra parte, las medidas Úrsula Von der Leyen, es que ha tratado de marcar normas de compras de energía equivalentes para toda Europa, pero los gobiernos no han aceptado esos criterios. Por ejemplo, el gobierno alemán se ha hecho cargo de la factura eléctrica de todos los domicilios en el mes de octubre. Eso lo puede hacer Alemania, pero otros países con economías precarias como Grecia, Italia y España, no lo pueden hacer”, dijo López Alegre.
El experto comentó que hay otros países que se “están haciendo los listos”, ya que ante la decisión de bloqueo de la compra de energía a Rusia, lo que están haciendo es comprarle gas a Turquía.
“Eso en el fondo es comprarle gas a Rusia, porque los turcos se lo compran a los rusos. Erdogan tiene una capacidad para colocarse como falso intermediario, se la lleva bien con Putin y los europeos mantienen una relación de amor-odio con Erdogan”, añadió.
El profesor también señaló que prevalece una situación en la que España y Portugal, que son una península, consiguieron poder gestionar unos precios específicos de gas y electricidad distintos del resto de los 25 países de la unión, pero hay tal excedente de gas que no pueden aplicar esa norma, porque el gas es más económico que cuando comenzó la guerra.
“España tiene una norma que primero se tiene que consumir la energía renovable. Solo en última instancia puede conectar las estaciones de ciclo combinado. Hay un excedente gas, pero por esta ley no se puede usar ese gas”, explicó.
Finalmente, López Alegre destacó que los datos del FMI y del Banco Central Europeo sobre la economía europea son muy negativos.
“Europa va a entrar en recesión en el primer trimestre del año 2023 y eso va a provocar una caída de la inflación. A menos demanda y menos crecimiento económico, se ve reflejado en menos inflación. Habrá un parón en la creación de empleo y las expectativas económicas por delante no son nada buenas”, puntualizó.
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