Afganistán acumula retrocesos y carencias un año después del retorno talibán al poder. El 15 de agosto de 2021, Afganistán retrasó sus relojes 20 años. Dos décadas después de su derrocamiento a manos de las tropas extranjeras encabezadas por Estados Unidos, los talibán recuperaron el poder sin apenas oposición e iniciaron un retroceso político y social que la comunidad internacional no ha logrado frenar ya desde la distancia.
Pamela Constable, corresponsal extranjera The Washington Post, abordó el tema en el programa En Conexión conducido por César Miguel Rondón.
“Hablando con las jóvenes y las mujeres afganas, están muy tristes, porque se han cancelado las promesas de que pudieran regresar a las escuelas. En sí, todos consideran que el regreso de los talibanes es un retroceso muy triste y problemático. Es irónico que justo ayer los nuevos dirigentes de los talibanes celebraron en un auditorio muy grande, ante miles de personas, su éxito sobre las tropas americanas. Era una celebración supuestamente de paz, orden, éxitos, seguridad y otras cosas. Lo decían con mucho orgullo, pero es un choque cuando vemos cómo vive la gente lo que dicen. La pobreza es el problema número uno y no la religión”, dijo Constable.
La periodista informó que en Afganistán, las personas no tienen que comer.
“No hay trabajo, no tienen ingresos y las personas están sufriendo bastante. Los afganos son peones entre el mundo y los talibanes. Es un juego muy feo, porque los talibanes quieren que se les regresen los fondos internacionales, y la comunidad internacional demanda derechos humanos. Es un trueque muy feo. Es algo muy preocupante. Son 40 millones de personas que están hundidos en pobreza”, agregó.
La reportera señaló que con relación a su último viaje y el que hizo más reciente a la ciudad de Kabul, es que ahora se pueden observar colas de personas pobres esperando distribución de alimentos.
“La mayoría de los afganos está sufriendo. Algunos apoyan el nuevo régimen talibán, generalmente son personas muy religiosas. Hay ciertas personas conservadoras que los apoyan. Las personas ya no tienen el terror del pasado, porque los talibanes tratan de demostrar que ya no son los crueles del pasado, no más modernos pero si más suaves”, explicó.
Finalmente, Constable destacó que la mayoría de los afganos esperan con incertidumbre el futuro.
“La mayoría no saben lo que sucederá con su futuro. El nivel de ansiedad y preocupación es enorme. Nadie sabe lo que sucederá mañana”, puntualizó.
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