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En pleno siglo 21, todavía la decisión de una sola persona puede afectar la vida de millones. Cuando en las estrategias políticas de campaña electoral se cuelan promesas imposibles de cumplir y el liderazgo político insiste demagógicamente en ellas, los ciudadanos se convierten en sus víctimas.
Así ocurre en el Reino Unido, la primera ministra británica Liz Truss, prometió toda clase de recortes de impuestos no financiados, el mayor en 50 años, como parte de un “Plan de crecimiento” y la reacción de la economía fue brutal
Como señalan los medios, Político y Barrons: Los mercados retrocedieron. La libra sufrió una pérdida fuerte de valor, llegando casi a una paridad histórica con el dólar. Los costos de endeudamiento del gobierno se dispararon junto con las tasas hipotecarias. El FMI intervino para emitir una fuerte advertencia de que las propuestas del llamado “mini presupuesto” exacerbarían la crisis del costo de vida del Reino Unido”
El viernes, Truss despidió a su canciller, ministro de economía, Kwasi Kwarteng, reemplazándole con Jeremy Hunt, quien rompió la mayor parte de lo que quedaba del mini-presupuesto de Truss, el lunes pasado
Según cifras oficiales difundidas hoy, la inflación se elevó a 10,1% en septiembre y los precios de los alimentos se fueron por las nubes. También hoy la primera ministra, Liz Truss se enfrentó a un fuerte interrogatorio en la sesión semanal de Preguntas al Primer Ministro, donde se definió como «una luchadora, no alguien que abandona«, ante los pedidos de que renuncie.
Las últimas encuestas de YouGov muestran la aprobación neta de Truss en -70, la más baja de la historia, 17 puntos porcentuales por debajo de la peor puntuación de su predecesor en desgracia, Boris Johnson, y casi tan baja como la calificación del presidente ruso Vladimir Putin.
El fiasco del mini-presupuesto puede o no resultar fatal para Truss, pero el daño al Partido Conservador es profundo. Mark Leonard, director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores dijo“El gobierno ha perdido por completo la credibilidad de su capacidad para administrar la economía y ser visto como un custodio sólido del dinero de la gente”. El público no perdonará rápidamente, agregó Leonard, citando la caída en picado de la popularidad que sufrieron los conservadores después del Miércoles Negro, cuando el colapso de la libra en 1992 obligó a Gran Bretaña a retirarse del Mecanismo de Tipo de Cambio Europeo”
De hecho, una encuesta reciente predijo que los laboristas obtendrían 507 escaños de forma aplastante si hoy se celebraran elecciones generales, y los conservadores quedarían detrás del SNP en el tercer lugar, con 48 escaños.
Más allá del caos interno, los conservadores enfrentan una ardua batalla para convencer al resto del mundo de que el Reino Unido es un país que debe tomarse en serio, tras este fiasco y el provocado por el Brexit.
Además de los comentarios que hizo Biden en una heladería en Oregon, donde advirtió que Truss cometió un “error” y que las consecuencias eran “predecibles”,
otros líderes han hecho lo propio. Incluso el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, quien le dijo al Sunday Times: «Si necesita experiencia en el trato con el FMI, estamos aquí para ayudar!»
Con la triste comparación de Truss y una lechuga que se va descomponiendo, para dar cuenta atrás de los días que le quedan para que sea sustituida y las probabilidades basadas en las apuestas de Betfair Exchange que dan una probabilidad de 1 en 3 de que Truss se quede en Downing Street por el resto del año, la señora Truss la tiene muy difícil, pero no sólo ella, también los británicos que se siguen preguntando cómo una persona o varias de un partido con una brújula descompuesta, pueden definirles su propia vida.
De verdad, ¿merecemos los líderes que tenemos?