El Congreso de Estados Unidos aprueba el plan de infraestructura propuesto por el presidente Joe Biden de 1.2 billones de dólares. La votación fue de 228 votos a favor y 206 en contra, suscitando una aclamación de alivio de la bancada demócrata.
La medida fue respaldada por 13 congresistas republicanos, mientras que seis miembros del ala más izquierdista de los demócratas lo rechazaron.
Con la aprobación del proyecto de ley, que crearía gran cantidad de empleos y mejoraría el ancho de banda, el suministro de agua y otras obras públicas, pasa ahora al escritorio de un presidente cuyos índices de aprobación han descendido y cuyo partido recibió un balde de agua fría de parte de los votantes en los comicios de hace unos días en el Estado de Virginia.
El periodista Pablo Pardo, corresponsal de El Mundo en Washington, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“En principio, la aprobación del plan de infraestructura es una cosa buena para el presidente Biden. Es la segunda gran iniciativa legislativa que logra sacar adelante en el Congreso, que está muy dividido, y es casi imposible sacar alguna legislación adelante. Biden ha conseguido el programa de ayuda extraordinaria por el COVID-19 y la ley de infraestructuras. Es una buena noticia y no hay duda sobre ello”, dijo Pardo.
Para el periodista la pregunta clave es si el programa lo notarán los ciudadanos norteamericanos.
“La respuesta a esa pregunta es negativa, porque es un proyecto a ocho años, que incluye muchas cosas que no serán visibles pronto, porque las infraestructuras surgen efecto a largo plazo. La gente no ve si están arreglando una autopista o cambiando la conexión a internet, eso toma tiempo y no se atribuye necesariamente al presidente. No sé hasta qué punto esto podría cambiar la dinámica actual”, agregó.
Pardo también explicó que el problema de la actual presidencia y del Partido Demócrata es como están comunicando sus mensajes a la opinión pública.
“Se trata del mayor programa de infraestructuras civiles de Estados Unidos en 65 años. Eso no se lo están diciendo a nadie, están muchos más centrados en quién voto a favor y en contra del proyecto”, expuso.
El Partido Demócrata está dividido y se evidencia cada vez que hay una votación en el Congreso o el Senado. Está el ala progresista y el ala moderada, que pareciera le hacen más oposición al presidente Biden.
“El Partido Demócrata, es como poco, dos partidos. Está el establishment, está el ala progresista y luego la conservadora. Mantener esas alas juntas ha sido la gran preocupación de Joe Biden. También está el otro gran plan de 1.8 trillones de dólares que está estancada por el ala conservadora. Es una cuestión muy complicada porque cada uno hace la guerra por su cuenta”, señaló.
Pardo enfatizó que muchas veces los políticos toman decisiones en base a su supervivencia política y no en los intereses del colectivo.
“Biden no la tiene fácil en las elecciones de medio término. La tendencia histórica en los últimos años es dañar al partido del presidente que está en la Casa Blanca. Eso sucedió con Obama y Trump. Además, la fórmula de Biden es jugar ser lo más centrista posible. Las elecciones se ganan en el centro, pero cada partido tiene sus primarias, donde votan los radicales. En este sentido, la situación se polariza”, puntualizó Pardo.
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