“Hace exactamente seis meses, el 24 de febrero, Rusia lanzó una invasión a gran escala para poner fin a la independencia de Ucrania. Esa mañana de invierno, la “segunda potencia militar más fuerte” del mundo atacó a Ucrania por todos lados. Los misiles llovieron sobre sus ciudades. Las tropas enemigas cruzaron la frontera. Los aviones trajeron paracaidistas” Así comienza el editorial de hoy de The Kyiv Independent
El equipo editorial continúa relatando. “Para muchos de los que estuvimos en Ucrania en esas primeras semanas de la invasión, se sintió como si el cielo se hubiera caído. No había garantía de que mañana, la próxima semana o el verano llegarían. Nada era seguro más allá de un momento dado.Vimos que, más allá de Ucrania, el mundo en gran medida nos ha contado. Mientras Ucrania celebra su Día de la Independencia en medio de algunos de los momentos más peligrosos y terribles de la historia del país, algunos pueden sucumbir a la desesperación. Pero si la historia de Ucrania enseña algo, es que siempre hay un resquicio de esperanza.”
De pie en la Plaza de la Independencia de Kyiv, el presidente Volodymyr Zelensky dijo en un discurso pregrabado publicado hoy 24 de agosto, Día de la Independencia, que su país sólo levantará las manos una vez que Ucrania esté libre de la agresión y la ocupación rusas, «sin ningunas concesiones o compromisos».También afirmó que Ucrania ha cambiado el mundo, la historia y a sí misma.
El presidente Zelensky añadió que Ucrania no quería repetir la experiencia negativa del acuerdo Minsk-1 de 2014 y el acuerdo Minsk-2 de 2015. Dijo que el régimen de alto el fuego podría prolongarse durante años, y Ucrania se quedaría sin parte de sus territorios, mientras que Rusia podría comenzar las hostilidades nuevamente después de algún tiempo. «En el punto en el que estamos, no estamos listos para un alto el fuego. Explicamos que no habrá Minsk-3, Minsk-5 o Minsk-7. No jugaremos estos juegos… porque es una trampa».
Rusia ha quedado desnuda frente al mundo, no hay confianza posible para ella. Los nombres de sus principales autoridades han pasado por una moledora moral: Putin, Lavrov, sus generales.
La tragedia de la guerra en Ucrania tiene tintes inhumanos y grotescos.Más allá de los asesinatos, la destrucción y el hambre, están las huellas imborrables en las familias. El secuestro del futuro de los niños.
Hoy leemos en The Kyiv Daily que “las autoridades locales de Krasnodar, en Rusia, afirmaron que más de 1.000 niños ucranianos de la ciudad ocupada de Mariupol “han encontrado nuevas familias” en ciudades remotas de Rusia, incluidas Tyumen, Irkutsk, Kemerovo y Altai Krai, mientras que más de 300 niños están “temporalmente detenidos en instituciones especializadas” de la región de Krasnodar, y también pueden adoptarse”
Uno se pregunta, ¿con qué derecho? ¿qué convierte a los niños en objetos que pueden ofrecerse a desconocidos? ¿acaso no debe considerarse esto un tráfico de personas?
Hoy me pongo en el lugar de muchas familias ucranianas, de los amigos, de periodistas que he entrevistado, han sido valientes, rebeldes, agentes de cambio. Sus palabras y el conocimiento de lo que es Ucrania ha llegado a través de ellos al mundo, donde ya no cabe la indiferencia. Todos celebramos hoy los 31 años de la independencia de Ucrania y apostamos seguir haciéndolo.
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