El ascenso al poder de Pedro Castillo en Perú hizo recordar en muchos aspectos la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en 1998. Ambos, de izquierda, con un discurso populista y con personalidades peculiares, lograron conquistar el voto popular.
Al llegar al poder, los aliados políticos de Chávez era la izquierda radical venezolana, al igual que lo hace Castillo hoy en día, con el nombramiento de ministros muy cercanos a la organización Sendero Luminoso.
Sin embargo, muchos analistas políticos afirman que Castillo no podrá realizar la Asamblea Constituyente ni reformar los poderes, porque no goza con el apoyo popular que contó Hugo Chávez. Castillo ganó las elecciones por escaso margen y el Congreso peruano está ampliamente fragmentado en numerosas bancadas políticas.
Luis Benavente, analista político, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
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“El pueblo peruano no quiso ir a la izquierda, hay algo circunstancial que ha favorecido a Castillo. El pueblo peruano es una sociedad mayoritariamente de emprendedores. El 75% de la población tiene un emprendimiento, la mayoría de ellos en el sector informal. Ellos son capitalistas populares y un régimen de izquierda no los representa. En Perú hay un sistema de partidos que hace que el voto sea muy aleatorio y en esta oportunidad había una circunstancia excepcional de agotamiento del sistema político, crisis social y pandemia, que llevó a lo que llamo: un aumento de la demanda de radicalismo. Por eso los dos candidatos extremistas pasaron a la segunda vuelta. A Castillo le favoreció mucho que su rival haya sido Keiko Fujimori, porque el antifujimorismo es muy fuerte”, dijo Benavente.
Perú es uno de los países latinoamericanos que más ha prosperado en materia económica. Sin embargo, es un país que ha estado inmerso en múltiples crisis políticas unas tras otras.
“La clase política propició ese crecimiento económico con políticas de libre mercado y estímulos a las inversiones. Eso generó riquezas y trabajos formales e informales. No obstante, el gran error de la clase política del país es que hicieron una especie de negociación, porque hubo prosperidad económica, pero también mucha corrupción. El crecimiento económico y el bienestar estuvo sustentado con políticas corruptas. Paralelo a esto, la izquierda venía avanzando y de eso no nos dábamos cuenta”, explicó el analista.
Pedro Castillo ha sido definido como de extrema izquierda, pero muchos dudan de su capacidad de liderazgo. Incluso, sus primeras semanas de presidencia fueron turbulentas.
“Jurídicamente está consolidado, pero las reglas del juego permiten la vacancia por incapacidad moral en cualquier momento, lo que pone a cualquier presidente al borde del abismo. Más aún cuando un presidente comete errores fatales como insertar en su gobierno a personas vinculadas al terrorismo y con prontuario. Esto alimenta a la oposición que tiene como objetivo la vacancia de Castillo”, puntualizó.
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