Una agrupación de partidos chiíes, incluido el brazo político de formaciones paramilitares leales a Irán, no aceptaron los resultados de las elecciones parlamentarias de Irak del domingo, en las que obtuvo una importante victoria su principal competidor, el influyente clérigo Muqtada al Sadr.
Hadi al Ameri, líder del Bloque Fatah, que agrupa a la mayoría de las milicias pro-iraníes que operan en Irak y que están integradas de facto dentro de las Fuerzas Armadas iraquíes, rechazó en un breve comunicado los resultados preliminares de los comicios celebrados el domingo, según los cuales su partido perdió alrededor de 34 escaños.
Alejandro Laurnagaray de Urquiza, analista internacional, consultor y columnista, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Hay dos elementos claves. Por un lado está el clérigo Muqtada al Sadr que efectivamente está saliendo primero en las elecciones, pero por el sistema político está muy lejos de alcanzar la mayoría y convertirse en primer ministro. De 329 escaños solo alcanza 75. En este sentido, tendrá que negociar con los otros partidos importantes de Irak. Por otro lado, está la fragilidad del sistema político e institucional de Irak, que se suma a la situación socio-económica que pone al país al borde de un abismo. Irak viene de 40 años de guerra e inestabilidad, luego vino la invasión norteamericana en 2003, en 2011 con la retirada de tropas estadounidenses surge el Estado Islámico, se produce otra guerra civil, y esta es la quinta elección desde 2017 luego de la caída de Saddam Hussein”, dijo Laurnagaray de Urquiza.
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Para el analista, el clérigo Sadr tiene una legitimidad muy importante en Irak y puede ser un elemento positivo el que haya recibido mayor apoyo.
“Sin embargo, hay que tener en cuenta que las milicias pro-iraníes tienen una coalición que participó de las elecciones y el mismo clérigo tendrá que negociar con ellos. Ese es uno de los elementos importantes, porque según la Constitución Iraquí, el primer ministro es chiita, el presidente es kurdo, y por eso tenemos tensiones políticas y militares por todos lados en Irak. La situación es muy frágil”, añadió.
El experto explicó que hasta cinco partidos se tendrán que sentar a negociar para formar un gobierno en medio de una sociedad que está muy descontenta por la crisis económica.
Al hablar de la política interna de Irak, hay muchos elementos que analizar, porque podrían quedar células del Estado Islámico, está el clérigo Sadr y las milicias apoyadas por Irán.
“La democracia instalada desde 2005 es frágil y tiene elementos de debilidad, porque fue un sistema político impuesto luego de la guerra. El clérigo Sadr es un hombre nacionalista, enemigo histórico de los sumitas de Hussein y es antinorteamericano. El Estado Islámico quedó muy debilitado en Irak durante la guerra civil de 2014 a 2017, pero no está muerto”, señaló el especialista.
Para Laurnagaray de Urquiza, un elemento clave es que las milicias pro-iraníes son enemigas del Estado Islámico, peor la victoria del clérigo Sadr podría significar el resurgir de Isis.
“En Irak se está al borde de nuevos enfrentamientos y se puede generar una nueva guerra civil”, puntualizó.