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Jeremy Bowen, editor del escritorio del medio Oriente de la BBC en su twitter refiriéndose a situación en Afganistán escribía ayer: “No olviden que no comenzó con el 11 de septiembre. Observé la salida ordenada de los soviéticos en su último avión de Kabul en 1989, después de diez años de guerra, y vi a los muyahidines capturar la ciudad en 1992 y en unos días enfrentarse entre sí. Luego el ascenso de los talibanes. Vidas de dolor en Afganistán”
“El desastre en Afganistán completa, junto con Irak, el conjunto de desastres posteriores al 11 de septiembre. Veinte años después, las consecuencias de los ataques de Al Qaeda contra Estados Unidos y de la respuesta de Estados Unidos siguen resonando”.
Joe Biden es el cuarto presidente en hacerse cargo de esta guerra. Antes que él, intervinieron George Bush hijo, Barack Obama y Donald Trump, quien por cierto, prometió en caso de ganar la presidencia retirar las tropas antes del 1ero de mayo. Joe Biden, retrasó esa fecha, originalmente al 11 de septiembre, antes de cambiarla nuevamente al 31 de agosto. Aclaramos esto, porque ahora en Estados Unidos se ha dado inicio a la repartición de las culpas y en eso, hay que contarles a todos.
En 1979, la Unión Soviética, en plena guerra fría, invadió Afganistán para colocar en Kabul a un gobierno comunista afín. Para contrarrestarle, Estados Unidos apoyó y armó a los talibanes.(Talibán por cierto significa estudiante, el grupo nació a mediados del siglo XX en Pakistán como un movimiento de estudiantes islamistas ultraconservadores y rigoristas). Afganistán se convirtió para los soviéticos en su particular Vietnam. En 1989, con la URSS agonizando, los soviéticos se marcharon y los talibanes tomaron el control.Las estimaciones dicen que entre 500.000 personas y un millón murieron a causa del conflicto en esa primera guerra.
Tras haber armado a los talibanes, años atrás, las tropas estadounidenses y sus aliados regionales y de la OTAN les obligaron a abandonar el poder en noviembre de 2001. Se señalaba que el grupo había estado protegiendo a Osama Bin Laden y otras figuras de al-Qaeda vinculadas a los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Sin embargo, como señala BBC, “ los talibanes se reagruparon y gradualmente recuperaron fuerza en las áreas más remotas.En 2017, los talibanes tenían el control total de varios distritos y estaban activos en muchas otras partes del país, montando ataques semanales o mensuales en algunas áreas, lo que sugiere una fuerza significativamente mayor que las estimaciones anteriores”.
Según el Pentágono y el proyecto Costs of War de Brown University, en total, 2.448 soldados estadounidenses, 1.144 militares de la OTAN y otros países aliados, más de 47.000 civiles afganos y al menos 66.000 militares y policías afganos, murieron. También 444 trabajadores humanitarios y 72 periodistas perdieron la vida.Se habla de 241 mil vidas en total, sumando ambos bandos de la guerra.
Señala la agencia AFP que “El colapso del ejército afgano que permitió a los combatientes talibanes tomar el control de Kabul mostró los errores cometidos durante 20 años por Estados Unidos…Quiso hacer un ejército a su semejanza pero muy dependiente del apoyo aéreo y una red de comunicaciones de alta tecnología en un país donde solo el 30% puede contar con servicio eléctrico confiable”
Pero el ejército no estaba preparado para asumir el control, apenas el 60% de 185 mil soldados afganos estaban entrenados. Se habla de una cifra de 96 mil soldados frente a 70 mil talibanes. Además también dependían de contratistas estadounidenses que se retiraron estas semanas. Y por si fuera poco, el Pentágono pagaba los sueldos de los soldados afganos, pero desde que se anunció en abril la retirada, los sueldos debía pagarlos el gobierno afgano, cosa que no sucedió.
Eso, junto a la corrupción de la élite en el poder, explica que en apenas días los talibanes hayan tomado el control.
Para muchos analistas, lo ocurrido en Afganistán debilita la imagen del gobierno estadounidense. El colapso, del gobierno afgano y de su ejército, la huida al extranjero del presidente Ashraf Ghani, la evacuación de diplomáticos y civiles. El caos en el aeropuerto de colaboradores del gobierno estadounidense y de civiles tratando de huir de Kabul y la instalación del Emirato musulmán de Afganistán dan por tierra con los logros sociales alcanzados durante estos 20 años.Disminución de la mortalidad infantil en 50%. Porcentaje de mujeres y niñas que tenían acceso a la educación formal, 37%
No sólo su imagen sino su reputación como aliado, ¿qué ocurrirá ahora con esas mujeres obligadas a usar burkas y mantenerse en sus casas?¿Cómo podrán sobrevivir aquellos afganos que resulten al descubierto por haber sido intérpretes o colaboradores de los norteamericanos?
Como señala en su twitter, el escritor español, Arturo Pérez Reverte, “Imaginen haber creído (que te hayan hecho creer) en la posibilidad de una vida libre, laica y democrática, y estar en este momento en Kabul con una maleta, una mujer y tres o cuatro hijos de la mano, buscando cómo salir de allí. Sabiendo, en el fondo, que nunca llegaréis a salir”