En un trabajo de investigación excepcional coordinado por un Armando.info y EL PAÍS, con el apoyo de la Red de Investigaciones de los Bosques Tropicales del Pulitzer Center y la organización noruega EarthRise Media, los periodistas, Joseph Poliszuk, María De Los Ángeles Ramírez y María Antonieta Segovia, muestran cómo la selva de Venezuela encubre al menos 42 pistas de aterrizaje, la mitad de ellas cerca de minas ilegales. Desde esas pistas despegan avionetas cargadas con oro de la región de Guayana.
La serie periodística recibe el nombre de “Corredor furtivo” y muestra a través del monitoreo de vuelos furtivos vía satelital lo que ocurre en el sur de Venezuela.
Como destaca El País: la investigación arroja 3.718 puntos con explotaciones ilegales de oro en los estados Amazonas y Bolívar, que suman en conjunto 418.145 kilómetros cuadrados de superficie: casi la mitad del territorio venezolano.
“El Amazonas venezolano se ha convertido en ruta regular para las redes de los cárteles colombianos; el territorio del estado más meridional de Venezuela tiene una escasa densidad poblacional, pues aloja apenas 0,5% de los habitantes del país en un área que representa poco más de 17% del territorio nacional. No hay muchos testigos de lo que allí ocurre. Extensa, selvática, con una orografía abrupta y cruzada por una maraña de ríos caudalosos que conforma su forma más práctica de movilidad y transporte, el Estado se presta para el ocultamiento de actividades ilícitas”.
En la serie, los periodistas recogen también las denuncias en medios y llamados por parte de los indígenas desde hace varios años a Nicolás Maduro sobre la contaminación por mercurio, asesinatos y desaparecidos y la presencia de la guerrilla colombiana.
Pero eso no es todo. Como consecuencia de la minería artesanal de oro,la tierra resulta arrasada porque requiere de la tala masiva de árboles y el bombeo de agua a presión. Las aguas residuales tóxicas quedan en los característicos estanques amarillos, tostados y turquesas, rodeados de cúmulos de tierra deforestada.
Con ayuda del algoritmo, la computadora utilizada por los investigadores identifica algunas de estas características en las imágenes satelitales y deja ver el mapa de la deforestación en Guayana.
Señala la investigación que “… la escala de la minería en el sur de Venezuela es enorme. Desde la perspectiva de los satélites espaciales de observación, cuyas imágenes de alta resolución se utilizaron para este presente proyecto periodístico, esa deforestación abarca el equivalente a 40.000 canchas de fútbol.Junto a las cicatrices de la minería, las imágenes tomadas desde el espacio ahora evidencian 42 pistas clandestinas que, además, vulneran la soberanía venezolana y conectan esta región con actividades criminales transnacionales”
¿Ustedes se pueden imaginar el tamaño de esta tragedia? 40 mil canchas de fútbol de deforestación, un espacio verde y boscoso convertido casi en una superficie lunar.
La presentación de estas pistas, las denuncias y evidencias deberían considerarse “noticia criminis”, debería ser suficiente para que cualquier gobernante inicie una investigación imparcial y tome acciones, a menos que ese gobernante sea también cómplice y la soberanía de Venezuela descanse en su propio bolsillo.
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