FA/CMR
Hoy hace 29 años se instaló la tiranía de la mediocridad en Venezuela
Recuerdo que en la madrugada fui avisado de lo que estaba ocurriendo, desde Washington, y me fui corriendo a la radio. En la emisora, empezamos a tratar de ubicar a políticos para obtener información.En una de las llamadas, se mezcló la voz de otro venezolano, comentando que por, fín, el gobierno de Carlos Andrés Pérez, iba a caer.
Hoy, viviendo en el exilio, como millones de venezolanos, me pregunto ¿qué habrá sido de la vida de ese hombre?.¿Estará dentro de las estadísticas que describen la pobreza extrema?
¿Habrá conseguido “enchufarse” con un cargo o un negocio con el nuevo régimen chavista?
¿Será uno de los “caminantes” en el largo peregrinaje de los venezolanos en Colombia, Perú, Ecuador, Argentina?¿Se habrá fracturado su familia en medio de las contradicciones de las expectativas creadas por el chavismo y la cruda realidad? Acaso, ¿alguno de sus hijos se habrá rebelado y se habrá sumado a las protestas de 2014 y a las que siguieron?
¿Cómo transcurren los días de ese ciudadano hoy 29 años después? ¿Se habrá arrepentido?
En 29 años,todos mis hijos han hecho vida en otros países, con Venezuela apretada en el pecho. Con la promesa de un regreso, tantas veces defraudada por políticos ambiciosos que sólo se han visto a sí mismos, sentados en la silla del poder.
Hoy desde cualquier rincón del mundo, cada venezolano recordará ese 4 de febrero. Ha cambiado el país que fuimos, hemos cambiado nosotros, pero dentro llevamos la semilla del país que queremos que sea. En el café de las mañanas, en el trecho del camino que falta, en la espera de ser atendidos, con los zapatos roídos por los días sin detenerse, en el uber o el glovo desde donde repartes o transportas a otros o para otros, en el graduando cuyo éxito se aplaude en otro idioma. En todos ellos sobrevive una promesa.
Los venezolanos somos ese territorio que colinda por el norte con el Mar Caribe, con Colombia por el Oeste y el Sur, con Brasil también, por el sur y con Guyana por el Este. Los venezolanos somos esa patria, que es mucho más que un territorio, donde quiera que recibamos hoy el amanecer.