El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que Latinoamérica y el Caribe serán las regiones con menor recuperación económica en 2021. Se estima que la reactivación de las economías pueda reflejarse solo en 3,7%, luego de contracción récord en 2020 por la crisis provocada por la pandemia del coronavirus.
El economista del Instituto Brookings, Danny Bahar, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
«El FMI predice que la caída del PIB en la región será alrededor del 10%. Son modelos complejos que se utilizan y también son predicciones. Hoy en día vemos que Latinoamérica es el epicentro de la epidemia. Esto hace que la actividad económica sea mucho más lenta de lo que se predecía y que la recuperación sea mucho más lenta», explicó el economista.
La directora del FMI, Kristalina Georgieva, ha dicho que por la crisis del COVID-19 se ha disparado la deuda pública mundial y habrá que tomar medidas especiales. Asimismo, Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana del FMI, indicó que «el FMI debe ser la principal fuente de recursos para Latinoamérica porque es el único organismo con capacidad».
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«Lo que ocurre cuando se presenta una crisis de este tipo es que hay que determinar si es una crisis temporal o permanente. Si es temporal, las predicciones económicas es que hay que pedir prestado dinero de los mercados internacionales. Si es permanente, hay que ajustarse. En estos momentos, todavía no sabemos si la crisis del COVID-19 es temporal o permanente. Sin embargo, esto es algo que les está pasando a todos los países. Ir a los mercados financieros internacionales es mucho más difícil para un país en desarrollo que para los países ricos. Por esta razón, el FMI cumple un rol tan importante. Este organismo, al final de cuentas, es el que se conoce como el prestador de última instancia y todos los países en este momento están acudiendo al FMI», dijo Bahar.
En este contexto, el FMI termina siendo la esperanza del mundo. Sin embargo, queda la duda sobre si el organismo tiene la capacidad para atender a todos los países que acudan a él. Y por supuesto, cómo quedan los países de Latinoamérica dados los problemas estructurales de la región.
«Hay reglas bien establecidas. Cada país es dueño de un porcentaje del FMI. Dependiendo de ese porcentaje, les corresponde una cuota basada en el tamaño del país y la actividad económica. Es decir, los préstamos son proporcionales a la economía de cada país. Aún no hemos llegado al punto en que el FMI se quede sin dinero para repartir. Tienen los recursos, pero los procesos son lentos», destacó el experto.
América Digital
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