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En El País de Madrid la presencia de Rusia y China en Latinoamérica da origen a dos artículos. El primero de ellos titulado Pekín y Moscú aprovechan el hueco que Occidente ha dejado en América Latina, advierte la importante interconexión que han desarrollado los países latinoamericanos con China y Rusia.
El segundo artículo bajo el titular “La UE prepara una ofensiva para frenar el avance de China y Rusia en Latinoamérica” se refiere a la contraofensiva diplomática y comercial que planifica Bruselas para intentar retomar posiciones en la zona, según un documento remitido a los ministros de Exteriores de la Unión Europea.
Vayamos al primero, cómo han conquistado Rusia y China a la región, señala Vanni Pettinà, profesor e investigador del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México:
“Sabemos que las relaciones comerciales entre China y América Latina han crecido de forma exponencial y el Banco Chino de Desarrollo, una institución financiera pública, es ya unos de los principales inversores en los proyectos de construcción de infraestructura de los países de la región. Xi Jinping ha visitado la región 11 veces y el país comunista ha asignado a Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Perú y Venezuela el más alto nivel de cooperación estratégica. China se plantea, se propone y, sobre todo, es percibida como una posible alternativa político-económica a la hegemonía regional estadounidense”
Pettinà analiza el caso ruso de esta forma: “Rusia tiene un peso económico mucho menor que el chino y, sin embargo, durante la pandemia ha podido también incrementar su proyección gracias a una muy bien planificada estrategia de suministro de su vacuna Sputnik…Rusia ha mantenido además cierto prestigio militar en la región, aunque la invasión de Ucrania puede haber modificado en parte esta percepción, que ha soslayado en las décadas pasadas un sensible aumento de su influencia en América Latina. Esta se ha hecho evidente justamente en relación con la invasión rusa de Ucrania, donde un número importante de países latinoamericanos ha mantenido una posición bastante tibia frente los intentos de estigmatizar la operación militar rusa. En la votación sobre la expulsión de Rusia del Consejo de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, países cómo México, Brasil y El Salvador se abstuvieron, mientras que Nicaragua, Cuba, y Bolivia votaron en contra”
Hablamos de geopolítica, de nuevas fronteras de influencia, de apoyos frente a organismos internacionales, de contención. Las causas las ubica el profesor de historia:
“La política exterior de la UE sigue sufriendo de un marcado provincialismo y de la incapacidad de afinar las distintas voces e intereses de los países que la integran, hechos que merman su capacidad de proyección, no solamente en América Latina, por cierto. Y, sin embargo, ha sido el vacío relativo dejado por parte de Estados Unidos en la región el factor que ha permitido una fuerte expansión de sus principales competidores geopolíticos”
Se refiere el profesor a la carencia de atención oportuna en lo que se considera el patio trasero de Estados Unidos.
En el segundo artículo, escrito por Bernardo de Miguel, Ex-Delegado de EL PAÍS en Bruselas, se plantean ya estrategias por parte de la Unión Europea, para frenar ese avance, pues esa influencia atenta con la preservación del orden multilateral y el suministro de materias primas. Refiere de Miguel un documento del Servicio Europeo de Acción Exterior que señala esas advertencias.
“La Unión Europea ha descuidado sus relaciones con Latinoamérica durante casi una década: desde 2015 no se celebra una cumbre entre las dos regiones. El club comunitario se ha volcado ese tiempo en los problemas de su vecindad más inmediata, como Libia, Siria o ahora Ucrania. China, en cambio, ha multiplicado por 26 su inversión en la región entre 2000 y 2020 “y es el primer o segundo socio comercial más importante de los países de Latinoamérica y Caribe, desplazando a la Unión Europea y superando a Estados Unidos en muchos países”. El informe subraya que 21 de los 33 países de la zona se han sumado a la llamada Nueva Ruta de la Seda, el plan de Pekín para ampliar sus relaciones comerciales en todo el planeta.
Bruselas intentará frenar el creciente distanciamiento con Latinoamérica con un “salto cualitativo”, según el documento, en la intensidad de las relaciones y contactos, que se espera culminar con una cumbre al máximo nivel durante la presidencia española de la UE (segundo semestre de 2023).
Cita Miguel a Javi López, eurodiputado y presidente de la delegación europea en la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana, quien refiere que “La clave será tener una agenda de medidas que ayuden a los países latinoamericanos a superar las consecuencias macroeconómicas del conflicto en Ucrania”
Además López señala que la región afronta una tormenta económica perfecta, “con subidas de tipos de interés y con el margen fiscal agotado”.
¿estará a tiempo Europa para volver a tener el brillante protagonismo que tuvo una vez en la región?