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El teórico de la conspiración, Alex Jones, enfrenta un alto precio por sus mentiras sobre la masacre de la escuela primaria Sandy Hook. ¿La razón? Haber creado una teoría y haberla difundido según la cual el tiroteo escolar más mortífero ocurrido en Estados Unidos, la matanza de Sandy Hook había sido un montaje. Jones sostenía que el tiroteo de 2012 fue organizado con actores para aumentar el control de armas.
Como señala NPR, “Jones pasó años diciéndole a su audiencia que uno de los peores tiroteos escolares en la historia de Estados Unidos fue un engaño. Neil Heslin y Scarlett Lewis, padres de Jesse, de 6 años de edad, asesinado en ese tiroteo, quienes presentaron los cargos contra Jones, le dijeron a la corte cómo él hizo de sus vidas un «infierno viviente». Ni siquiera puedo describir los últimos nueve años y medio…El infierno en vida que yo y otros hemos tenido que soportar debido a la imprudencia y negligencia de Alex Jones».
¿Imaginan ustedes lo que deben haber sufrido? Pierden a sus hijos y también su reputación, su credibilidad, su derecho a reclamar su pérdida y hacerla visible.Esto es inaceptable, inhumano, lamentable.
Jones advirtió, el miércoles 3 de agosto, en el juicio por difamación, que ahora entiende que fue irresponsable de su parte declarar que la masacre de la escuela primaria Sandy Hook fue un engaño y que ahora cree que fue «100% real»
¿Cuántos años después? Casi 10 años de mentiras desalmadas que fueron exponenciadas por sus seguidores y con las cuales obtuvo visualizaciones y ganancias. Tuvieron precio sus mentiras, le reportaron ingresos. Todavía hoy lo tienen.
Ahora Jones deberá pagar 49.3 millones de dólares en daños. Pero, ¿qué significa este veredicto? ¿Detendrá la irresponsabilidad de fabulistas beligerantes que construyen imperios mediáticos rentables con mentiras fácilmente refutables que nutren el ecosistema de desinformación en Estados Unidos?
La verdad es que lo que hace que Jones sea declarado culpable y deba pagar por ello es que sus palabras fueron consideradas como declaraciones difamatorias que no están protegidas como libertad de expresión. Se trata de falsedades que dañan la reputación de una persona o una empresa, en este caso, el de las familias cuyos hijos resultaron víctimas del tiroteo. Sin embargo, las mentiras sobre otros temas, como la ciencia, la historia o el gobierno, sí están protegidas por la primera enmienda.
La influencia de este tipo de fabuladores no se detiene en este personaje. Hasta la representante Marjorie Taylor Greene, republicana de Georgia, sugirió en una publicación de Facebook, que se podría haber orquestado un tiroteo masivo, refiriéndose al ocurrido el 4 de julio en Highland Park en Illinois como una estrategia para persuadir a los republicanos de apoyar las medidas de control de armas. La lista de mentiras crece, pero la manera de contarlas y el fondo de lo que dicen no siempre es susceptible de ser limitadas o penadas en tribunales.
Las fake news y sus narradores se escudan en el éxito de sus mentiras para crecer con el apoyo de las redes sociales, que repiten una y otra vez sus falsedades convirtiéndolas en “verdades convenientes” para quienes las manipulan. La política de este siglo está llena de ellas, son mentiras sin alma.