Luego de nuestro comentario editorial, vamos a la ciudad de Madrid para conversar con el autor de este libro fundamental y monumental, “El Delirio Americano: Una historia cultural y política de América Latina” de Carlos Granes.
CMR- Carlos Granes, gracias por estos minutos en el programa de hoy.
CG- Encantado César Miguel, un gusto estar contigo y con tu audiencia.
CMR- Muchas gracias. Has escrito un artículo que aporta unas luces muy interesantes, que parafraseándote, titulamos en el editorial “El delirio colombiano”. Has dicho: “una vez que el centro político se deshace queda el radicalismo pastando entre escombros”. Citas como esto ocurrió previamente en Perú y en Chile. “Las contiendas electorales están fracturando sociedades. En Colombia, está la sensación de juicio final que se vive en la segunda vuelta, y tan grande la preocupación por lo que puede ocurrir si X o Y, llega al poder, que se comienza a perder la cordura. ¿Enloqueció Colombia, cómo recuperar la sensatez en esta angustia pre-apocalíptica?
CG- En efecto es un fenómeno que está ocurriendo en toda América Latina cada vez que se convocan elecciones. Antes, por lo general, la democracia liberal o las instituciones sentían el desafío del populismo, siempre había un polo populista desafiando al establishment. Ahora parece que están llegando a la segunda vuelta dos formas de populismo. Y eso, causa muchísima angustia, desconcierto y radicalismo. Cuando ese centro político, en donde pueden darse los consensos, los debates y la divergencia con cierta tranquilidad, se deshilacha, lo único que queda es el bando de partisanos lanzando consignas con algo de histeria y de fanatismo. Pasó de una forma muy evidente en Perú y el resultado fue la fragmentación y desmovilización de la sociedad civil, y en consecuencia, el aprovechamiento de la nueva casta política que se unió y ahora en el Congreso legislan a su propio favor y el resultado es que se están cometiendo toda suerte de desfalco y corruptelas.
CMR- Carlos, habida cuenta que las opciones colombianas son un populismo u otro populismo ¿Una vez en el poder, qué pueden hacer estos populismos, son realmente tan distintos o terminarán en los mismos errores y las mismas debacles? Planteemos el escenario de Petro en el Palacio de Nariño, o Hernández.
CG- Si llega Hernández, comencemos con él, porque es más difícil aventurar alguna hipótesis, porque él es en medio de todo un enigma. Es un paracaidista, un recién aparecido en la escena política nacional, venía de ser alcalde de una ciudad mediana de Colombia. Él tiene como modelo a Andrés López Obrador, por un lado, que ha recogido sus banderas y ha apostado por la austeridad y por la liga anticorrupción. No tiene propuestas muy concretas para erradicar ese problema de la vida pública colombiana. Pareciera, al igual que lo hizo López Obrador, que al llegar al poder todo se va a solucionar y se va a acabar lo que él llama la robadera. Aparte de eso, lo puede ser peligroso es que tiene instintos autoritarios y amenazó que iba a gobernar por decreto. Se nota por su forma de expresarse que es un tipo visceral e impulsivo. Eso ya es suficiente para tenerlo bajo vigilancia y sospecha. En el caso de Petro, puede ser distinto o igual, no lo sé. Es evidente que se ha preparado toda la vida para ocupar el cargo de presidente. Lleva en la vida pública muchísimos años. Ha sido un buen congresista y su problema, a mi manera de ver, es que es un personaje que no ha logrado deshacerse de su mesianismo. Él, como tanto otros caudillos latinoamericanos, considera que gobernar un país es muy poca cosa, y lo que pretende es cambiarlo e arriba abajo. Quiere cambiar la historia, lo ha dicho muchas veces, y eso supone y explica una cantidad de cosas que definitivamente pueden generar alarma, porque cuando uno se cree el motor de un cambio histórico, puede despreciar todos los frenos legales que se le ponen por delante, una norma, un juez o una Constitución. Esa es la amenaza que representa Petro. Puede que se modere y que haga un buen gobierno y lo mismo Hernández. Estamos ante un par de incógnitas, no sabemos qué es lo que va a pasar. Lo que sí es claro es que ambas opciones entran en riesgo.
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CMR- Colombia y Venezuela son países siameses, no se puede hacer algo en un sitio sin que tenga una repercusión importante en el otro. Estos 23 años de revolución chavista han impactado, y de qué manera, no necesariamente para bien, en Colombia. Y en parte de la campaña, los adversarios de Petro han usado una especie de espejos para que decirle a sus seguidores que se fijen lo que le pasó a los venezolanos. Los venezolanos querían un cambio y tuvieron que cambiar de país. ¿Petro en Nariño y Maduro en Miraflores, qué pasaría?
CG- Petro ya ha anunciado que va a restablecer relaciones diplomáticas, no sabemos exactamente eso que supone, si Petro se va a convertir en un aliado internacional de Maduro y si se va a unir a ese bloque del ALBA que intentó construir Chávez en su tiempo en el poder. Sí parece claro que Colombia perdería el lugar geopolítico que ha tenido en los últimos años, dejaría de ser el aliado incondicional de Estados Unidos y entraría a orbitar más cerca de los gobiernos de izquierda del continente. Ahora bien, creo Petro no es tan torpe para replicar los pasos de un Chávez o de un Maduro que han hundido a Venezuela en la miseria. Creo que ha aprendido la lección y no creo que tuviera la insensatez de replicar ese modelo paso a paso. Pero también es cierto que tienen pulsos nacionalistas, proteccionistas, y ha coqueteado con la idea de interferir en El Emisor, en el banco de la República, que no dejan de ser ideas peligrosas que pueden hacer naufragar la moneda y una vez la moneda se debilita, la gente se empobrece y el dólar comienza a ser un elemento de chantaje tanto para las empresas como para la sociedad civil. Eso pasó en Venezuela y no es descartable en Colombia, si él continúa con esos planes tan agresivos a nivel económico. Eso es lo que uno puede intuir en este momento, ya veremos, en el caso de que sea presidente, que pasos da en política internacional.
CMR- Al momento que estamos teniendo esta conversación Carlos, todavía se habla del empate técnico. Es decir, cualquiera de los dos puede ganar. Eso es peligrosísimo, porque si gana Hernández, la izquierda que representa Petro puede molestarse e ir las calles y quizás pueda ocurrir a la inversa. ¿Cómo ves tú, conociendo Colombia y conociendo las reacciones, esas horas posteriores al veredicto electoral?
CG- Yo cruzo los dedos para que la Registraduría tenga un buen día. Tuvo un pésimo día durante las consultas internas de los partidos, tuvo un buen día en la primera vuelta. Esperemos que en la segunda vuelta acierten y no haya ningún tipo de dudas de su parte. Es verdad, que en unas elecciones tan apretadas, y como en otros países de América Latina están siendo cuestionadas desde antes, cualquier victoria o derrota por un margen estrecho puede generar suspicacias y detonar pasiones. Ese es un riesgo real. Ya incluso las noticias hablan de que la policía ha identificado posibles grupos para causar disturbios. El tema está muy caliente y habría que apelar a la responsabilidad de los dos candidatos, a que tan pronto haya un resultado oficial, el que pierda reconozca su derrota y que el primero gane con tranquilidad e intente calmar los ánimos, porque cualquier comentario, sobre todo del derrotado, puede ser gasolina o una chispa que la encienda.
CMR- Este libro evidencia que eres un latinoamericano integral. Pero antes de latinoamericano eres colombiano, y como colombiano te hago la última pregunta de esta breve conversación. ¿Cómo te sientes, Carlos?
CG- Me siento un tanto perplejo, desde luego, porque siempre creí que mi país iba a seguir anclado a una tradición institucional. Desde luego íbamos a tener intentos populistas, pero que nuestras opciones siempre iba a ser entre el mantenimiento de esa institucionalidad de la que solíamos sentirnos orgullosos, y el populismo. Mi frustración actual es que, no sé si menospreciado pero al menos puesto en riesgo, esa institucionalidad y esa tradición republicana que en medio de tantas tragedias podía enorgullecernos. Ahora eso está riesgo. Sin instituciones fuertes, sin independencia de los poderes, sin independencia del Banco de la República, con violencia y narcotráfico, el país puede sufrir un traumatismo enorme. De allí mi estado de perplejidad y ciertamente de frustración. Esperemos que los peores vaticinios no se cumplan y que el candidato ganador nos dé una sorpresa para bien.
CMR- Ojalá. Carlos, te agradezco inmensamente estos minutos en el programa de hoy.
CG- Encantado, muchas gracias a ti.
Esas fueron las declaraciones de Carlos Granes, autor del libro “Delirio Americano: una historia cultural y política de América latina”, en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.