América Latina vive un momento de gran incertidumbre política a causa de la erosión de sus instituciones y el desgaste económico y social que ha supuesto la pandemia, situación que se ve agravada por la zozobra que causa la guerra en Ucrania y el desinterés de EE.UU., más preocupado de sus problemas domésticos y del desafío de Rusia y China que de colaborar con la región.
En los últimos años hemos visto una región que políticamente se ha inclinado la izquierda con la elección de Pedro Castillo en Perú, Gabriel Boric en Chile, un potencial regreso de Lula Da Silva a Brasil y Gustavo Petro como principal opción de llegar al poder en Colombia.
Maryhen Jiménez, Marie Curie Fellow en la Universidad de Oxford y el Wilson Center en Washingtpn, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
“Hay varios elementos. Hay izquierdas autoritarias en la región, pero también es importante resaltar que hay un nuevo intento de renovar la identidad social-demócrata, precisamente dada las grandes desigualdades que azotan la región latinoamericana, sobretodo en la informalidad del mercado laboral, en la salud y en la educación. Vemos como un gran porcentaje de la riqueza se concentra en manos de pocas familias o conglomerados. Esa situación de tensión social genera una demanda y una necesidad por partidos políticos que reivindiquen y reclamen una distribución más igual, a través de canales institucionales. Precisamente eso fue lo que no ocurrió en Cuba, Nicaragua y Venezuela, cuyo legado es corrupción, pobreza y miseria”, dijo Jiménez.
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Para la experta esto está vinculado al régimen político de regímenes autoritarios.
“Cuando un régimen es autoritario no puede haber un equilibrio del poder institucional, porque la concentración del poder se reduce solo a un grupo de actores. En el caso de Chile hemos visto, antes con la presidenta Michelle Bachelet, y ahora con Gabriel Boric, se pone sobre la mesa estos puntos importantes. Esto es relevante en un contexto después de dos años de la pandemia y donde el PIB de la región ha caído un 7.7%, donde hay más de 2.7 millones de empresas cerradas y hay una gran brecha laboral. América Latina también fue una de las regiones más afectadas por la pandemia. Por eso hay una gran demanda de políticas públicas y reformas institucionales que den respuestas al aumento de la extrema pobreza y a la creciente desigualdad”, explicó.
Sin embargo, la extrema pobreza en América Latina no se produjo por la pandemia, sino que se origina por décadas de malos gobiernos y malas gestiones tanto de izquierda y derecha.
“El origen de la desigualdad no está en estos años. Es un tema histórico. Efectivamente, son consecuencia de malas políticas públicas y además el autoritarismo en América Latina ha tenido sus efectos. Esto está vinculado al patrimonialismo y al personalismo. Ciertas élites en América Latina han visto al Estado como un mecanismo para enriquecerse. En este sentido, se producen círculos económicos que tienen interés y para promover gobiernos de izquierda y derecha. Aquí, la corrupción va mucho de la mano”, expuso Jiménez.
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La analista también resaltó que una de las preguntas que se hacen los especialistas de las ciencias políticas, es cómo se pueden movilizar los ciudadanos en ese contexto.
“Es interesante ver las olas de protestas que han surgido, no solo en Centroamérica sino en Venezuela, Nicaragua, Chile, Colombia y Cuba. Es decir, la sociedad latinoamericana está más consciente de su rol en estos procesos y toma las calles para la demanda de unas reformas profundas que permitan un bienestar más amplio y una estabilidad social más amplia. Eso responde el por qué vemos en Colombia a un Gustavo Petro como una gran opción de poder”, señaló.
Finalmente, Jiménez destacó que las elecciones en Colombia reflejan el hartazgo con el establishment político.
“Lo que vimos en Colombia fue un voto anti-uribista. Es decir, la población más conservadora de Colombia no quiere un regreso del uribismo clásico al poder, esto como consecuencia al gobierno de Iván Duque que no ha sido del todo popular. Lo que vemos es como las propuestas anti-establishment, que proponen castigar a las élites políticas son las que tienen más chance”, puntualizó.
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