FA/CMR
En nuestra cultura latina, hay un dicho popular que reza: “Cuando el rÃo suena es porque piedras, traeâ€. Pues en el partido republicano esta semana pasada, el rÃo era mucho más que ruido, era todo un escándalo.
Comenzamos la semana con las palabras del ex presidente Donald Trump quien aseguró el domingo 30 de enero en un comunicado que querÃa que el entonces vicepresidente Mike Pence anulara las elecciones presidenciales de 2020, repitiendo la falsa afirmación de que Pence tenÃa el poder de hacerlo. Y arremetió contra los recientes esfuerzos bipartidistas para reformar la Ley de Conteo Electoral
También se refirió a que si él volviera a ganar la Presidencia en el 2024 indultarÃa a los involucrados en los hechos del 6 de enero en el Capitolio.Su declaración requerÃa una respuesta.Â
El martes 01 de febrero, el lÃder de la minorÃa del Senado, el republicano Mitch McConnell por Kentucky, declaró: «No estarÃa a favor de acortar ninguna de las sentencias de ninguna de las personas que se declararon culpables de delitos...La elección de 2020 se decidió el 14 de diciembre de 2020 cuando el Colegio Electoral certificó al ganador de la elección. Lo que vimos aquà el 6 de enero fue un esfuerzo para evitar la transferencia pacÃfica del poder de una administración a otra, lo que nunca antes habÃa sucedido en nuestro paÃsâ€.
Tres dÃas después, el viernes 4 de febrero, el Comité Nacional Republicano (RNC) republicano en sus reuniones de invierno en Salt Lake City, afirmó oficialmente que el intento de Donald Trump de anular su derrota electoral de 2020 y el ataque mortal al Capitolio de los EE. UU. eran un «discurso polÃtico legÃtimo»
¿Tan solo un discurso polÃtico? ¿Puede llamarse a una teorÃa no comprobada de conspiración sobre un presunto fraude electoral que ocasionó acciones violentas y muerte un «discurso polÃtico legÃtimo»? ¿Puede legitimarse la tentación de atentar contra la constitución de Estados Unidos?Â
La declaración de los republicanos fue parte de la censura formal del partido a los legisladores, Liz Cheney de Wyoming y a Adam Kinzinger de Illinois, los únicos republicanos en el panel del Congreso que investiga lo ocurrido el 6 de enero.Se les acusa a  Cheney y Kinzinger de participar en la “persecución de ciudadanos comunes involucrados en un discurso polÃtico legÃtimoâ€
Ambos legisladores defendieron su postura. Liz Cheney dijo en un comunicado que “Soy una conservadora constitucional y no reconozco a aquellos en mi partido que han abandonado la Constitución para abrazar a Donald Trump. La historia será su juez. Nunca dejaré de luchar por nuestra república constitucional. Pase lo que paseâ€.
Por su parte, Adam Kinzinger quien no se postulará a la elección en Illinois en el 2023, expresó “He sido miembro del Partido Republicano antes de que Donald Trump ingresara al campo…Mis valores y creencias fundamentales siguen siendo los mismos y no han vacilado. Soy un conservador que cree en la verdad, la libertad y la defensa de la Constitución de los Estados Unidos».
El mismo viernes 4, el Ex VicePresidente Mike Pence, advirtió que «Hay personas en nuestro partido que creen que, como presidente de la sesión conjunta del Congreso, poseÃa autoridad unilateral para rechazar los votos del Colegio Electoral. Y escuché esta semana que el presidente Trump dijo que tenÃa derecho a ‘anular la elección’ “El presidente Trump está equivocado. No tenÃa derecho a anular las elecciones…La presidencia pertenece al pueblo estadounidense y solo al pueblo estadounidense».
Asàen dos platos: Es inconstitucional y antidemocrático.
En pleno año electoral y con la mirada puesta en el 2024, este ruido que traen las aguas turbulentas de los republicanos, pareciera la voz altisonante de un partido que ya no se reconoce asà mismo, pero también el sonido del dinero por contar por el que habrán de enfrentarse las dos orillas.