FA/CMR
¿Qué tienen en común países como Yemen, Somalia, El Salvador, Haití, Honduras, Nepal, Nicaragua, Sudán, Sudán del Sur, Siria y Venezuela?
Si revisamos sus historias probablemente consigamos diferencias abismales pero de seguro una coincidencia, sus ciudadanos han tenido que migrar huyendo de la realidad que se vive en sus países.
Tras la aprobación del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, del Status de Protección Migratoria Temporal, o TPS en inglés, alrededor de 320 mil venezolanos que hacen vida de forma precaria e ilegal en ese país, se suman a los cerca de 400 mil ciudadanos de los países que antes mencioné.
De esta forma, pasaría Venezuela, con esos 320 mil conciudadanos, a ser el país con el mayor número de potenciales beneficiarios del TPS, seguida por El Salvador con cerca de 250 mil personas protegidas.
La población de inmigrantes venezolanos en EE.UU. aumentó entre 2015 y 2018 en un 54%, según un análisis del Migration Policy Institute.En 2018, se calculaba que había 394.000 inmigrantes venezolanos en ese país, pero esos números se han incrementado.
Según el Migration Policy Institute, los inmigrantes venezolanos tienen más probabilidades de vivir en familias con niveles de ingresos por debajo del umbral oficial de pobreza (19 por ciento), en comparación con todos los inmigrantes (15 por ciento) y los nacidos en Estados Unidos (13 por ciento).
Esto evidencia por un lado, que a pesar de ser una de las migraciones con mayor formación académica en comparación con otras, los pagos que reciben y los trabajos a los que acceden limitan su posibilidad, sobre todo, cuando se trata de migrantes ilegales, cuyos empleadores les pagan por debajo del promedio.La vida de la mayoría de ellos, están plagadas de sacrificios, trabajo duro y esfuerzos de superación personal, para abrirse camino en un nuevo país y así poder enviar dinero a sus familias en casa.
De manera que ofrecerles un status que les permita obtener permiso de trabajo, les facilita buscar otras alternativas laborales y mejorar sus condiciones de vida.
Pero no es sólo la vida de los venezolanos en territorio estadounidense, también lo es de forma indirecta la de muchas familias que reciben remesas de ellos.
Pregunte usted amigo, amiga a su alrededor y verá cuántas personas que usted conoce reciben algún tipo de ingreso mensual por un familiar en el extranjero.
Muchos cuestionan la medida argumentando que no soluciona la realidad de nuestro país. Es cierto, pero debemos estar claros. Sólo nosotros los venezolanos podemos cambiar nuestra realidad.
No se trata de dividirnos en los que viven fuera y los que continúan dentro de nuestras fronteras. Ese juego de falsa división sirve justamente a los propósitos de la dictadura, debilita, desanima y desarma.
De modo pues, que demos la bienvenida, unidos, al TPS